domingo, 14 de febrero de 2010

¡BIENAVENTURADOS!


Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,17.20-26):
En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: - «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacian vuestros padres con los falsos profetas.»
Jesús, como nuevo Moisés, que está creando un pueblo nuevo, presenta a sus discípulos las Bienaventuranzas que describen el nuevo espíritu que él va a predicar y revelan con matices diferentes, una misma actitud coherente: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos" . Al materialismo denunciado por Sofonías, opone Jesús la bienaventuranza de la pobreza espiritual, de la paciencia en el sufrimiento y en el llanto, del hambre y sed de justicia, de la misericordia y limpieza de corazón. En definitiva, su propio autorretrato. El es el pobre, el manso, el que no se recató de que le vieran anegado en llanto, y envuelto en sudor de sangre, el que tuvo hambre y sed de justicia, el misericordioso, el limpio de corazón, el que trabaja por la paz. Y el que perseguido murió. Jesús designó a los humildes como dichosos. El es el primer hombre bienaventurado, porque goza de la misma bienaventuranza de Dios, que no tiene su corazón ni en la tierra ni en nada de la tierra. Dios es bienaventurado porque es feliz y se sabe feliz, porque no necesita nada, pues en él está todo y quien se acerca a él y deja sus ambiciones terrenas, es igualmente feliz. El sabe que las Bienaventuranzas son la opción por una locura, la del amor. Son un monte de alegría pero de la que hay al otro lado de la zarza ardiendo. En el Monte de las Bienaventuranzas, donde Jesús proclamó la nueva ley, ese amor que infunde el Espíritu Santo en nuestros corazones.

domingo, 7 de febrero de 2010

REMA MAR ADENTRO


Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

"En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro, y echad las redes para pescar."
Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes."
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador."
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres." Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron".
Simón y sus compañeros son sorprendidos por Jesús en el quehacer banal de cualquier día de su vida: mientras estaban lavando las redes vacías, tras una noche desafortunada. Ahí, en ese cotidiano transcurrir de una vida, ahí estaba también el Señor. Allí acontece un diálogo entre Jesús y Simón, que es ejemplar. "Rema mar adentro, y echa las redes para pescar". Y responde Simón: hemos estado toda la noche intentándolo en balde, pero por tu palabra, volveré a echar las redes. Es muy hermoso leer este diálogo paralelamente con el del final del Evangelio de S.Juan, cuando vuelvan a encontrarse Jesús y Pedro -entonces será ya Pedro- en un mismo escenario: el mismo lago, una barca, entre redes vacías y noches estériles (Cfr. Jn 21,1-24).En ambos encuentros, lo que determina el asombro de Simón Pedro es la repuesta de Jesús a la vaciedad de los esfuerzos de éste. No hay lugar a "pactos", no se trata de una "negociación", sino el impresionante estupor ante algo más grande que Pedro. Porque Simón, buen conocedor de las horas oportunas para su bregar pescador, cuando ve lo sucedido no hace una interpretación simplona o racionalista: tú ves más que yo, has tenido más suerte, hemos sido afortunados por dar finalmente con el banco de peces... No, la reacción de Simón es la de un asombro netamente religioso: "apártate, Señor, que soy un pecador". En su último encuentro en el lago Tiberíades, aún sabiéndose pecador -y quizás con una conciencia de ello que ahora no tiene todavía-, lejos de decir a Jesús que se aparte, será él quien se lanzará al agua para acortar la distancia. Vale la pena leer los dos encuentros. Finalmente, la llamada y la respuesta: serás pescador de hombres... y ellos, dejándolo todo, lo siguieron. Este Evangelio es toda una meditación que hay que leer despacio, como quien intuye -así es en realidad- que uno mismo está en esa barca, que a uno mismo se dirige el Señor, no como a una muchedumbre anónima, sino con mi nombre y situación.Porque sólo entenderemos este encuentro entre Simón y Jesús, cuando en él veamos descrito nuestro propio encuentro con el Señor. O dicho de otro modo, cuando en el cotidiano lavar nuestras redes,o entre nuestros pucheros y quehaceres, descubrimos una Voz y vemos una Presencia, que nos llama desde todos nuestros vacíos a una plenitud insospechada para la que habíamos trabajado desde nuestras fuerzas insuficientes, la plenitud que había soñado nuestro corazón y para la que está hecho.Ellos, dejándolo todo, siguieron a Jesús.
Monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo

miércoles, 3 de febrero de 2010

martes, 2 de febrero de 2010

TESTIGOS DEL DIOS DE LA VIDA



Los consagrados somos peregrinos, testigos del Dios de la Vida. En medio de la noche de nuestro mundo, encendemos una LUZ en el nombre de JESÚS.

CAMINOS DE CONSAGRACIÓN

Los vemos caminar pausadamente, con una cadencia delicada y firme, con mochila en ristre y bastón de apoyo. Son los peregrinos que cada año pasean los diversos caminos que conducen a una meta singular: Santiago de Compostela. La vida consagrada es también una peregrinación, que pone en marcha nuestra mejor pertenencia hacia el Tú que a cada uno ha convocado el Señor cuando pronunció con sus labios divinos nuestro nombre diciéndonos ¡ven!
El paso de los siglos ha ido dejando estelas en un camino que cruzó nuestra tierra, un camino que tenía como origen la búsqueda de la belleza y del bien que palpita en el corazón humano, y que ha hallado como respuesta a todas sus preguntas el encuentro con aquel Hombre Dios que no sólo nos dijo cuál era el camino sino que se puso a recorrerlo con nosotros. Cristo es Camino y caminante junto a cada uno de nosotros.
Entre los primeros testigos que Él llamó en la Palestina de entonces, algunos fueron luego enviados para que narrasen cuanto habían visto y oído. Aquellos primeros apóstoles, enviados, siguieron el mandado del Maestro y fueron hasta los confines de la tierra para anunciar una Buena Noticia portadora de la luz y la esperanza que Cristo mismo nos alumbró.
Santiago nos contó lo que escuchó en los labios del Maestro, quiso compartir su asombro agradecido al ver de mil modos la ternura y la misericordia de Dios que se hacía gesto liberador de tantas cautividades, y nos dejó plasmado en su predicación ese Evangelio que prendió en sus entrañas. Sus dificultades fueron no pocas en aquella Hispania romana que no se abría tan fácilmente a la novedad que el apóstol nos traía, pero dejó sembrada la palabra de Jesús, y nos repartió de tantas maneras su gracia, tanto, tanto, que al morir en Jerusalén irían los discípulos hispanos a recoger su cuerpo para traerlo hasta el finisterrae de sus andanzas apostólicas.
Desde entonces, tras el hallazgo milagroso que la tradición nos atestigua del cuerpo de Santiago en el Campus Stellae, Compostela, han sido muchos los que han querido hacer este camino, cuyo año jubilar estamos celebrando. Son muchas las estelas, tantas como estrellas, que nos han dejado el precioso testimonio del afán sincero de los romeros y peregrinos que han recorrido esta senda.
Compartimos con todos ellos la necesidad de salir de nosotros mismos, y poner hondura y verdad en tantas cosas que nos complican nuestro cotidiano caminar, haciendo torpe o mezquino lo que alguna vez hemos soñado como hermoso y grácil. Todas nuestras preguntas nos hacen peregrinos de una Verdad que tiene rostro y tiene nombre, y nos ponen en la andanza de un camino que tiene meta. Santiago peregrinó hasta aquí para darnos a Jesucristo, nosotros peregrinamos a Santiago para encontrarnos con Jesús el Señor.
Nuestra tierra se honra en el recuerdo de esta historia, y reconoce en las huellas que otros hombres y mujeres han dejado las señales iluminadoras que quieren orientar nuestros pasos de hoy y los que mañana recorreremos. El arte, la cultura, la hospitalidad, la vocación andariega y el sabernos peregrinos de lo mejor encuentran en este Camino de Santiago una senda que nos habla del hombre
y que nos habla de Dios.
Y esto es lo que los santos fundadores han plasmado también con los carismas que, como estelas, Dios ha querido señalar. Son estelas que recuerdan palabras o gestos de Jesús, y que se confían a una familia religiosa como custodios de ese memorial evangélico. Los hombres y mujeres de una generación necesitan estas señales que representan los carismas de la vida consagrada. Somos caminantes y peregrinos, y recorriendo las sendas de la vida el Señor nos constituye en portadores y portavoces de una santa tensión, por la que, teniéndole a Él como origen y como destino de nuestra andadura, recordamos a los hermanos que este camino tiene meta.


Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Presidente de la C.E. para la Vida Consagrada


domingo, 31 de enero de 2010

M. PIEDAD, UN SÍ A LA VIDA

Ya es febrero, un mes especial para toda la familia Salesiana, un mes especial en este Año Vocacional. M. Piedad, su vida nos trae el recuerdo de ese SI que ella dio desde muy joven al Señor y que se transformó en un camino de búsqueda constante de Él para ser toda suya y desde Él a los hermanos más necesitados.
Este mes queremos mirarte y que te miren muchos jóvenes, que puedan descubrir en ti caminos de seguimiento del Señor, que tu vida les lleve a encontrar la Vida...
Estaremos contigo y viviremos desde ti.


TE ESCOGÍ..., TE CONSAGRÉ

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,21-30):
En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»Y Jesús les dijo: «Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»Y añadió: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel habla muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

“Te escogí… te consagré… te envío… Yo estoy contigo para librarte”. Jeremías toma conciencia de su vocación como profeta. ¿Cuántos nos vemos identificados con esta llamada-invitación?, ¿o con esta consagración-misión?, ¿o con esta fiel compañía favorable?... La conciencia de sentirme llamada, me hace bien, me hace feliz. Y la razón primera y última de esta elección-consagración-misión es alcanzar y disfrutar lo excelente, lo máximo, en cristiano, “ambicionando lo mejor”. Para ello el camino mejor es el amor. Amor paciente, afable, no envidioso ni presuntuoso, no egoísta ni mal educado… Un amor así, no pasa nunca, no se acabará.
Sólo los que aman mucho son capaces de mantenerse constantes en el momento del rechazo. Siguen amando porque para ellos el amor no es una emoción sino una actitud, un estilo de vivir. Saben que Dios es amor. Y que solo amando podremos hacer un mundo más humano, más fraterno: el mundo que Dios quiere.

martes, 26 de enero de 2010

CUENTA CONMIGO, SEÑOR



Cuenta conmigo, Señor.
Porque me lo pides, Tu …
porque me lo pides,
te digo que puedes contar conmigo.
En medio del mar agitado de la vida,
tú me envías a los demás,
para que sea testigo del Evangelio;
para que sea entre ellos y para ellos,
ese «Pan partido»,
con que tú quisiste que te hiciéramos presente.
Hazme testigo de tu vida entregada:
mi corazón, llénalo de tu amor;
mis ojos, llénalos de tu ternura;
mis oídos, de tu atención;
mis pies, de tu diligencia;
mis manos, de tu entrega.
Gracias anticipadas, Señor,
por la vida que pueda hacer crecer.
Y gracias, sobre todo,
por la vida que has hecho nacer en mi corazón.

domingo, 24 de enero de 2010

HAITÍ, DOCE DE ENERO



Doce de enero y ruge fiero el suelo gris
Un zarpazo infinito hiere Haití
Palacios y casitas pobres de latón
Son el polvo y la ruina en el dolor
Gritos al cielo preguntando por qué
Qué sentido tiene vivir para doler
No hay atajos que sirvan para comprender
A los mismos siempre les toca perder
Está bien que los pueblos
Se vuelquen a ayudar pero en un tiempo
De eso qué quedará
Sólo cambian las cosas
Si se va más allá lo inevitable
Puede sólo arañar
Doce de enero y calla leve el cielo gris
Del fondo de la tierra brota Haití
En los rostros un miedo que se congeló
No creen sus ojos lo que allí pasó
Doce de enero y ruge fiero el suelo gris
Aunque malherido vive Haití

EN LAS FUENTES DE LA ALEGRÍA CON SAN FRANCISCO DE SALES


“No perdáis el espíritu de santa alegría en todos vuestros actos y palabras, pues con ella daréis consuelo a cuantos os vean, para que glorifiquen a Dios, lo cual es nuestra única pretensión. Conservemos siempre la alegría en nosotros, viviendo abandonados a la voluntad divina.
Vivid en paz y alegre, o al menos, contenta con todo lo que Dios quiera y haga con vuestro corazón. Conservad vuestro corazón dilatado ante Dios, estad siempre alegre en su presencia. Nos ama, nos quiere, es todo nuestro el dulce Jesús; seamos enteramente y solamente de Él; querámosle, y, aunque las tinieblas y las tormentas nos rodeen y las aguas de la amargura nos lleguen al cuello, con tal de que Él nos sostenga, no hay nada que temer.
Las penas, las aflicciones, las contradicciones, no deben quitarnos la alegría; son el camino del cielo y nunca faltan a los hijos de Dios.
Vivid pues, cada vez más y más de este celestial amor de nuestro Señor; a ello os obligan las mil bendiciones que os ha enviado, especialmente el deseo que os ha dado de amarlo y de desearlo. Y vivid gozosa y santamente contenta en ese deseo, incluso en medio de los disgustos y aflicciones, que nunca faltan a los hijos de Dios.
Por eso mismo, la alegría triunfará de todas las dificultades de la vida religiosa:
Vivid alegre, nuestro Señor os mira, y os mira con amor y con tanta mayor ternura cuanto mayor sea vuestra debilidad”.

EL ESPÍRITU ESTÁ SOBRE MÍ

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,1-4; 4,14-21):
"Excelentísimo Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza de] Espiritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mi, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.»Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: «Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Al terminar de leer la lectura del profeta Isaías, Jesús dejó a un lado el rollo del libro y pronunció la más breve homilía de la historia, y la más enjundiosa: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”. No hay más que hablar. Hay que salir a la calle para comunicar a todos que Dios nos ama, que nos regala la libertad y que éste, aquí y ahora, es el año de gracia del Señor para todos

sábado, 23 de enero de 2010

HAITÍ



Mueve, Señor, nuestros corazones a la solidaridad.
En el silencio, elevo mi oración por el pueblo haitiano.

viernes, 22 de enero de 2010

A MARÍA


Acuérdate, dulce Virgen, que eres mi Madre
y que soy tu hijo; que eres poderosa
y ya soy una pobre criatura, vil y débil.
Te suplico, muy dulce Madre, que me gobiernes
en todos mis caminos y acciones.

No digas, que no puedes, porque tu Hijo
Bien amado te ha dado poder,
tanto en el cielo como en la tierra.

No digas que no debes, porque eres
la Madre común de todos los pobres humanos
y particularmente la mía.

Si no pudieras, te excusaría diciendo:
Es verdad que es mi Madre
y que me quiere como su hijo,
pero la pobre, carece de poder.

Si no fueses mi Madre, tendría paciencia diciendo:
Es suficientemente rica para asistirme,
pero, puesto que no es mi Madre, no me ama.

Pero, Virgen dulce, puesto que eres mi Madre,
y que eres muy poderosa,
¿cómo te excusaría si no me consuelas?
Ya ves, Madre, que estás obligada
a atender todas mis demandas.

(San Francisco de Sales)

domingo, 17 de enero de 2010


Lectura del santo evangelio según san Juan (2,1-11):

"En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.»Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.»Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.»Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él".
Comienza en la fiesta del amor, porque el amor es la única fuerza capaz de llenar de milagros la tierra. María participa en la fiesta de quienes gozan, bailan, disfrutan del vino, ríen, cantan, sin dejar de observar todo lo que sucede en ella. Su observación, activa y comprometida, le permite ver lo que nadie ve. Vive con atención afectuosa a lo que falta, pendiente de quien necesita ayuda, vive en actitud de interés y amistad hacia l@s demás, dispuesta a solucionar situaciones difíciles y momentos de apuro.
Haced lo que Él os dice. Son las últimas palabras de María en el Evangelio. No nos podía haber dicho nada más profundo y mejor. Estas palabras son el testamento de María. No volvió a decirnos nada más.
Las tinajas son símbolo de la antigua alianza que ya no da vida ni alegría, están vacías. Pesan, son de piedra, es difícil cambiarlas, moverlas. Jesús cambia el agua –purificaciones que ordenaba la ley-, por vino excepcional y abundante, símbolo de fiesta, de los nuevos tiempos mesiánicos, del amor, de la presencia del Reino y del compartir. En la boda en la que “falta el vino”, se ofrece el “vino bueno”, la mejor revelación del rostro de Dios.
Sin la disponibilidad de María, Jesús no hubiera nacido. Sin la respuesta de los sirvientes, el agua no se hubiera convertido en vino. Los milagros son también acción y responsabilidad humana. Jesús cuenta siempre con nosotros. Todos estamos llamados a hacer signos y, sobre todo, a ser signo que provoque, despierte, estimule la fe de los demás.
¿Qué puedo yo llevar al Señor?
Como los servidores de Caná, sólo agua, nada más que agua. Sin embargo, Él la quiere toda y precisamente aquélla. Y cuando las seis tinajas de piedra de mi humanidad sean ofrecidas a Élllenas de pobreza, colmadas de mi humanidad, de la que bien poco tengo que gloriarme, será Él quien convierta esta simple agua en el mejor de los vinos:
Él, el maestro experto en banquetes, que alegra a los pobres, un Dios que está de parte del vino, de la fiesta, un Dios feliz que da el placer de existir y de creer.

sábado, 9 de enero de 2010

Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,15-16.21-22):
En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.» En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»
Todos los bautizados hemos entrado con Cristo en el agua y somos enviados a continuar su tarea.
¿Qué supone nuestro bautismo? ¿Cómo lo vivimos?
En el bautismo fuimos incorporados a Cristo, como los sarmientos a la vid, y ungidos con el crisma de la salvación para ser sacerdotes de un culto nuevo: la entrega gratuita a los demás; profetas de la esperanza, que anuncian el reino y denuncian cuanto lo impide; y reyes, señores de la libertad para amar y servir. Con el Espíritu recibido, podemos “sentir” al Padre: “tú eres mi hijo”. La Eucaristía es el culmen de la unción bautismal. Nos hace cuerpo de Cristo y nos compromete a vivir el amor de hijos y el servicio de hermanos.
El bautismo nos hace a todos testigos y enviados. Somos nosotros la Iglesia; no sólo los sacerdotes, religiosos y obispos. Todos los bautizados hemos sido constituidos testigos y misioneros del Evangelio, transmisores de la fe.
Celebremos el bautismo del Señor y reconozcamos en Cristo al enviado del Padre como salvador y como Mesías, como hijo muy amado, en la fiesta de su bautismo.

viernes, 8 de enero de 2010

BENDICIÓN PARA EL NUEVO AÑO


Que tu visión interior sea transformada para que puedas ver más claramente tu propio viaje con toda la humanidad como un viaje de paz, esperanza y unidad (Nm 24, 15-17;Jn 20, 20).

Que tu Dios sea alguien en el que te puedas apoyar en os momentos débiles y dolorosos. Que conozcas a Dios como tu roca, tu refugio, tu fuerza, tu consuelo y apoyo (Sal 94, 18).

Que seas consciente de todos los lugares por los que te llevan tus pies en el nuevo año. Que conozcas qué bellos son los pies del mensajero que anuncia la buena noticia (Is 52,7).

Que no tengas miedo a las preguntas que oprimen tu corazón y tu mente. Que las acojas y esperes pacientemente el día en que encontrarán contestación (Mt 11, 3).
Que seas el que da la bienvenida con una sonrisa a los que te estrechen tu mano; las manos que extiendas a todo el mundo te bendecirás con su presencia (Lc 7, 36-50).

Que sea tuyo el regalo de la reverencia por todas las cosas creadas. Que te enfrentes con valentía y entusiasmo a la responsabilidad de preservar y cuidar la belleza de la tierra (Sir 42, 15; 43, 33).

Que el manantial de la misericordia mane profundamente dentro de ti hasta que puedas probar las lágrimas de tus hermanos (2Cor 1, 3-7).

Que te despiertes cada mañana con la acción de gracias en tus labios y en tu corazón, reconociendo que todo es don, que todo es bendición (Sal 138, 1).

Que tu amistad con Dios sea fuerte y sana. Que ese amor sea a la vez consuelo y reto mientras luchas por encontrar el camino en el año nuevo (Jn 21, 15-19).

Que tu espíritu esté abierto y alerta para descubrir la voluntad de Dios para ti. Que tu oración sea de sabiduría, orientación y profundo entendimiento del camino de Dios para ti (Lc 1, 26-38)

Que todos los instantes de tu vida durante este año 2010 seaN un nuevo regalo para Dios.

miércoles, 6 de enero de 2010

QUERIDOS MAGOS:


QUERIDOS MAGOS:
Este año podéis cambiar el oro, incienso y mirra, por otras cosas que necesitamos más.Os pedimos ...
Equilibrio, para que encontremos la mejor manera de vivir.
Serenidad, para que sepamos aceptar las dificultades del camino.
Encuentros, para que nos disfrutemos mutuamente.
Romances, para que no dejemos que la rutina apague nuestro amor.
Austeridad, para que aprendamos a vivir en la libertad del no tener todo.
Energía, para que no decaigamos ni vivamos una vida rutinaria y mortecina.
Comunicación, para que dialogando nos sintamos profundamente iguales.
Creatividad, para reinventar el momento, las relaciones y la vida.
Ternura, para llenar el mundo de Amor y sentirnos tod@s
herman@s.
Diversión, para poder vivir la apasionante aventura de la vida con chispa y con humor.
Intimidad, para cuidar los momentos especiales con Dios y con l@s demás.
Resurrección, para que estemos convencid@s de que no hay muerte que nos pueda.
Y, sobre todo, traednos a Dios, a ese Dios que os encontrasteis,porque con Él en nuestra vida conseguiremos mucho más que todo lo que podamos pedir y desear.

REGALA LA LUZ DE LA FE



Dios nace y se manifiesta: nace para manifestarse, para comunicarse, para hacerse accesible a todos. Esto tiene una importante consecuencia para la comprensión de nuestra fe, que no puede reducirse a una “opción privada”, a una íntima convicción que no debe manifestarse. Hoy, con frecuencia, en nombre de una tolerancia mal entendida, se nos invita a profesar la fe con tal de que no la manifestemos, de que la practiquemos en nuestro fuero interno, en el ámbito privado de nuestras asambleas litúrgicas, pero renunciando a tratar de que la fe impregne nuestro actuar, nuestro pensamiento y nuestra presencia pública. Es pedir un imposible. Jesús no vino al mundo a fundar un club privado, sino a decirnos que Dios es nuestro Padre, que nosotros somos sus hijos y que todos somos hermanos. Así pues, respetando sin ambages la libertad de cada uno y renunciando a imponer nada a nadie, los cristianos no podemos dejar de proclamar el significado y la importancia para todos de lo que nuestra fe proclama, y de testimoniar, invitando a todos, a acercarse a conocer personalmente al hijo de Dios hecho hombre. Y es que la nuestra es una opción personal, pero no, en modo alguno, una opción privada.
Los magos confiesan y testimonian con sus regalos. Nosotros deberíamos tratar de regalar al mundo el testimonio de nuestra fe, sin miedo y sin vergüenza. Es el mejor regalo que le podemos hacer, pues el mundo necesita de este niño que ha nacido en Belén. Regalar la luz que hemos visto en medio de la noche y que hemos recibido con nuestra fe. Sí, ese es el mejor regalo que podemos y debemos hacer en este mundo no ideal en el que Jesús ha nacido para todos: ser nosotros mismos estrellas que indican el camino que lleva a Belén a todos aquellos que buscan a Dios, que necesitan a Cristo, aun sin saberlo.

viernes, 25 de diciembre de 2009

LLEGASTE TÚ

¡FELIZ NAVIDAD!


Un Dios todopoderoso convertido en un ser humano frágil y débil.
Un Dios que todo lo sabe, ahora balbuceando.
Un Dios creador necesitado del calor de su creación.
Para que luego digan que Dios está despreocupado,
lejano o ajeno al mundo.
Tan cercano está que se hace uno de nosotros.
Tan atento está que comparte nuestra vida.
La encarnación es la manera en que Dios dice:
“Te amo. Tanto que aquí me tienes.
Tanto que quiero mostrarte un camino,
y vengo a tu encuentro para ello..”

¡FELIZ NAVIDAD!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Y TÚ ¿QUÉ ESPERAS?



El adviento es el eco de la humanidad a lo largo de la historia, suspirando por Dios. Vivir es esperar. Siempre estamos esperando algo o a alguien. Vivir es desear algo... ; siempre estamos deseando que se cumplan algunos proyectos, planes o aspiraciones...
Vivir es esperar... A veces son pequeñas cosillas de la vida diaria, como esperar al amigo que llega de viaje, esperar que se me quite el catarro que tengo o que llegue el fin de semana.
¿Qué esperas tú...?
¿A quién esperas tú...?
¿O no esperas nada... ni a nadie...?

Existe en nosotros, como trasfondo, una esperanza. Esperamos vivir más intensamente. Más intensamente... ¿Qué?... ¡Qué sé yo!. Cada uno tiene que escarbar en su trastienda y abrir el baúl de ese vivir más y descubrir qué contenido tiene su baúl.
En definitiva: ¿Qué esperas?...
Espero vivir más toda la realidad que soy, que se cumplan mis mayores aspiraciones y que acierte yo a desarrollar todas mis capacidades. Que se cumplan mis ilusiones, y llegue a vivir con plenitud en la vida.
Esperamos que se haga realidad en nosotros la paz. Vivir en paz, en la luz, en la profundidad y riqueza de nuestra vida, en las raíces de nuestro ser... Esperamos vivir en la verdad, en la transparencia y sencillez. Esperamos ser y vivir la riqueza de una vida llena de amor y comprensión. Vivir en el amor y desde el amor, llevándonos bien con nuestra familia o amigos.
En realidad, nuestro baúl de los deseos y esperanzas está lleno de una esperanza única: vivir más la presencia liberadora y plenificante de Dios salvador: liberación y salvación; desatarme de mis esclavitudes y llenar mi vida de Dios.
Nuestra vida es, en verdad, un adviento. El adviento nos enmarca de una manera clara y sugerente ese grito del hombre por la salvación: ¡Ven Señor Jesús!. En adviento nos situamos ante nuestra vida en su más existencial crudeza de impotencia y limitación, de sed y vacío, de angustia y añoranza, de nostalgia y posesión inminente...
Ven, Señor, Jesús.
En Adviento nos situamos ante nosotros y ante Dios. El adviento no es mirarnos en nuestro fango y en nuestra miseria. El adviento no es recrearnos en nuestra pequeñez y pobreza. El adviento no es mirarnos en nuestro vacío y destrucción... El adviento no es mirarse a sí mismo como si se tratase de amargarse la vida, angustiarse y autodestruirse, a base de mirar lo mal que nos va la vida y lo malo que somos...
En adviento nos situamos ante nosotros, ante nuestra vida real y ante Dios. El adviento no existe ni se vive si no se mira a lo que vendrá... al que llegará...El adviento es esperar... que, por fin, mi vida llegará a completarse con lo que le falta: Jesús, nuestro Salvador. El adviento es mirar hacia los días próximos, hacia delante, más que hacia atrás. En adviento nos proyectamos en que “ya estamos más cerca de nuestra salvación que cuando empezamos a creer”.
Y ¿Quién no vibra con la llegada de una gran sorpresa?. Por eso, el adviento es alegría, júbilo, gozo contenido... vibrando con algo que casi tocamos con nuestras manos.

jueves, 17 de diciembre de 2009

LA CRUZ DE LOS JÓVENES VISITA NUESTRO COLEGIO DE MADRID





Amaneció el día 14 de diciembre de 2009 con nieve y mucho frio. Madrid estaba gélido y gris, pero nosotros esperábamos vivir un acontecimiento muy grande: LA VENIDA DE LA CRUZ DE LOS JÓVENES Y EL ICONO DE MARÍA.
Sobre las 10´15 hrs. llegó al patio del Colegio la esperada visita, nevaba y el viento nos congelaba. Los alumnos de 2º de Bachillerato tomaron la cruz y todos, desde 1º de E.S.O. hasta Bachillerato, salimos en procesión a la calle para hacer la entrada por la puerta de Valderribas.
Fue muy emocionante la entrada y entronización de la Cruz así como el Icono mariano.
Con la capilla repleta se comenzó una oración de acogida. La emoción se palpaba en todos los asistentes alumnos, profesores, padres y hermanas de la Comunidad que en algunos casos solamente se ausentaron de la adoración para la comida. El ir venir fue incesante, la puerta permaneció abierta para cuantos desearon acercarse a orar y adorar.
Se habían organizado oraciones, via-crucis, etc… desfiló el colegio entero y durante toda la jornada el Centro se volcó en acompañar y rezar ante tan entrañables reliquias.
Esta Cruz desprende vida, la de tantos y tantos jóvenes que desde l.984 la reciben, la aclaman y la siguen. Desprende gracia, y que a su sombra se han depositado tantas penas, tantos corazones se han convertido, tantas vidas se han enderezado.
Sabemos que su visita ha sido una gracia muy grande que tenemos que agradecer a nuestro Padre Dios y a María la Madre, siempre tan cerca de todos nosotros, en especial en este año Centenario del Colegio para que nos siga bendiciendo y abriéndonos nuevos caminos en la misión que la Iglesia y la Congregación quieren de nosotras.

domingo, 13 de diciembre de 2009

MAESTRO, ¿QUÉ HACEMOS NOSOTROS?


Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,10-18)

"En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué hacemos?»Él contestó: «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo.»Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué hacemos nosotros?»Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido.»Unos militares le preguntaron: «¿Qué hacemos nosotros?»Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.»El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no seria Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.»Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio".
Estamos en el buen camino del Adviento, en la verdadera preparación no sólo para celebrar el nacimiento de Jesús sino para que Jesús se haga presente en nuestro corazón, se sienta cómodo en él y nosotros podamos continuar su misión de anunciar el amor de Dios a todos los que nos rodean.
Y todo eso con alegría, con gozo, contentos porque la conversión de que nos habla Juan es liberadora. Podemos dejar atrás nuestras ataduras, nuestros egoísmos, todo lo que nos hunde y no nos deja volar, todo lo que nos centra de tal modo en nosotros mismos, en mis necesidades, en mis problemas, en mis angustias, en mi deseo de sentirme seguro, que nos impide levantar la vista y descubrir al hermano y a la hermana con los que me puedo sentir feliz compartiendo lo que tengo: la vida que Dios me ha regalado. De la alegría y el gozo que provoca esa liberación es de lo que nos hablan la primera y la segunda lecturas. Sólo por ese camino encontraremos la verdadera paz y la verdadera alegría.
Lo que nos dice Juan es de sentido común. Nosotros, como los que le escucharon entonces, ya sabíamos su respuesta. Hubiésemos preferido otra más simple, más fácil pero Juan nos lleva a la verdad de lo que no queremos oír pero que, en el fondo, sabemos que es el único camino. Ahora hay que poner manos a la obra. Y convertirnos. O, por lo menos, intentarlo.