domingo, 24 de enero de 2010

EN LAS FUENTES DE LA ALEGRÍA CON SAN FRANCISCO DE SALES


“No perdáis el espíritu de santa alegría en todos vuestros actos y palabras, pues con ella daréis consuelo a cuantos os vean, para que glorifiquen a Dios, lo cual es nuestra única pretensión. Conservemos siempre la alegría en nosotros, viviendo abandonados a la voluntad divina.
Vivid en paz y alegre, o al menos, contenta con todo lo que Dios quiera y haga con vuestro corazón. Conservad vuestro corazón dilatado ante Dios, estad siempre alegre en su presencia. Nos ama, nos quiere, es todo nuestro el dulce Jesús; seamos enteramente y solamente de Él; querámosle, y, aunque las tinieblas y las tormentas nos rodeen y las aguas de la amargura nos lleguen al cuello, con tal de que Él nos sostenga, no hay nada que temer.
Las penas, las aflicciones, las contradicciones, no deben quitarnos la alegría; son el camino del cielo y nunca faltan a los hijos de Dios.
Vivid pues, cada vez más y más de este celestial amor de nuestro Señor; a ello os obligan las mil bendiciones que os ha enviado, especialmente el deseo que os ha dado de amarlo y de desearlo. Y vivid gozosa y santamente contenta en ese deseo, incluso en medio de los disgustos y aflicciones, que nunca faltan a los hijos de Dios.
Por eso mismo, la alegría triunfará de todas las dificultades de la vida religiosa:
Vivid alegre, nuestro Señor os mira, y os mira con amor y con tanta mayor ternura cuanto mayor sea vuestra debilidad”.

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