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jueves, 20 de enero de 2011

CONFÍA EN ÉL

Estamos en Enero y queremos recordar a un gran seguidor de Jesús: Francisco de Sales. Su vida y sus escritos nos acercan a Jesús, hace que el seguimiento sea fácil. Fíjate si no en sus palabras:


Sólo confía en Él y Él continuará conduciéndote seguramente a través de todo. Donde no puedas caminar, El te cargará en los brazos.
No te preocupes por lo que pueda ocurrir mañana; el mismo Padre eterno que cuida de ti hoy, se encargará de ti mañana y todos los días. Te protegerá del sufrimiento, o te dará la fuerza infalible para suportarlo.
Quédate, pues, en paz, y aleja todos los pensamientos de angustia.
Piensa muchas veces en Nuestro Señor, pues Él te ayudará a soportar tus problemas. Sólo acordándote de que tienes tal amigo, todos ellos serán incapaces de conmoverte.
S. FRANCISCO DE SALES

domingo, 24 de enero de 2010

EN LAS FUENTES DE LA ALEGRÍA CON SAN FRANCISCO DE SALES


“No perdáis el espíritu de santa alegría en todos vuestros actos y palabras, pues con ella daréis consuelo a cuantos os vean, para que glorifiquen a Dios, lo cual es nuestra única pretensión. Conservemos siempre la alegría en nosotros, viviendo abandonados a la voluntad divina.
Vivid en paz y alegre, o al menos, contenta con todo lo que Dios quiera y haga con vuestro corazón. Conservad vuestro corazón dilatado ante Dios, estad siempre alegre en su presencia. Nos ama, nos quiere, es todo nuestro el dulce Jesús; seamos enteramente y solamente de Él; querámosle, y, aunque las tinieblas y las tormentas nos rodeen y las aguas de la amargura nos lleguen al cuello, con tal de que Él nos sostenga, no hay nada que temer.
Las penas, las aflicciones, las contradicciones, no deben quitarnos la alegría; son el camino del cielo y nunca faltan a los hijos de Dios.
Vivid pues, cada vez más y más de este celestial amor de nuestro Señor; a ello os obligan las mil bendiciones que os ha enviado, especialmente el deseo que os ha dado de amarlo y de desearlo. Y vivid gozosa y santamente contenta en ese deseo, incluso en medio de los disgustos y aflicciones, que nunca faltan a los hijos de Dios.
Por eso mismo, la alegría triunfará de todas las dificultades de la vida religiosa:
Vivid alegre, nuestro Señor os mira, y os mira con amor y con tanta mayor ternura cuanto mayor sea vuestra debilidad”.

viernes, 22 de enero de 2010

A MARÍA


Acuérdate, dulce Virgen, que eres mi Madre
y que soy tu hijo; que eres poderosa
y ya soy una pobre criatura, vil y débil.
Te suplico, muy dulce Madre, que me gobiernes
en todos mis caminos y acciones.

No digas, que no puedes, porque tu Hijo
Bien amado te ha dado poder,
tanto en el cielo como en la tierra.

No digas que no debes, porque eres
la Madre común de todos los pobres humanos
y particularmente la mía.

Si no pudieras, te excusaría diciendo:
Es verdad que es mi Madre
y que me quiere como su hijo,
pero la pobre, carece de poder.

Si no fueses mi Madre, tendría paciencia diciendo:
Es suficientemente rica para asistirme,
pero, puesto que no es mi Madre, no me ama.

Pero, Virgen dulce, puesto que eres mi Madre,
y que eres muy poderosa,
¿cómo te excusaría si no me consuelas?
Ya ves, Madre, que estás obligada
a atender todas mis demandas.

(San Francisco de Sales)