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domingo, 4 de diciembre de 2011

PREPARAD EL CAMINO



Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,1-8
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto: 'Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
- «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»


«Una voz grita: en el desierto preparad el camino del Señor, en la estepa haced una calzada recta para nuestro Dios » (Is. 40,1). Este es el centro en torno al cual “gira” toda la liturgia del segundo domingo del tiempo de Adviento. El Señor pide a todos una auténtica apertura del corazón, para acoger su venida. El corazón, que a menudo anda por “caminos desviados” (cfr. Is. 40, 4-5) revive gracias a dos factores fundamentales: el impacto con la realidad y el encuentro con una Presencia.

El modo más auténtico, más sencillo, más inmediato y, en el fondo, más humano para “preparar la venida del Señor”, es comenzar a recorrerlo: ponerse en marcha, aunque sea con pasos tímidos e inseguros, hacia Aquel que con todo su Ser, misericordioso y amante, viene gratuitamente al encuentro del hombre. Y teniendo siempre, como insuperable modelo, el “paso presuroso” de la Santísima Virgen que va al encuentro de su prima Isabel.

lunes, 20 de diciembre de 2010

domingo, 28 de noviembre de 2010

lunes, 21 de diciembre de 2009

Y TÚ ¿QUÉ ESPERAS?



El adviento es el eco de la humanidad a lo largo de la historia, suspirando por Dios. Vivir es esperar. Siempre estamos esperando algo o a alguien. Vivir es desear algo... ; siempre estamos deseando que se cumplan algunos proyectos, planes o aspiraciones...
Vivir es esperar... A veces son pequeñas cosillas de la vida diaria, como esperar al amigo que llega de viaje, esperar que se me quite el catarro que tengo o que llegue el fin de semana.
¿Qué esperas tú...?
¿A quién esperas tú...?
¿O no esperas nada... ni a nadie...?

Existe en nosotros, como trasfondo, una esperanza. Esperamos vivir más intensamente. Más intensamente... ¿Qué?... ¡Qué sé yo!. Cada uno tiene que escarbar en su trastienda y abrir el baúl de ese vivir más y descubrir qué contenido tiene su baúl.
En definitiva: ¿Qué esperas?...
Espero vivir más toda la realidad que soy, que se cumplan mis mayores aspiraciones y que acierte yo a desarrollar todas mis capacidades. Que se cumplan mis ilusiones, y llegue a vivir con plenitud en la vida.
Esperamos que se haga realidad en nosotros la paz. Vivir en paz, en la luz, en la profundidad y riqueza de nuestra vida, en las raíces de nuestro ser... Esperamos vivir en la verdad, en la transparencia y sencillez. Esperamos ser y vivir la riqueza de una vida llena de amor y comprensión. Vivir en el amor y desde el amor, llevándonos bien con nuestra familia o amigos.
En realidad, nuestro baúl de los deseos y esperanzas está lleno de una esperanza única: vivir más la presencia liberadora y plenificante de Dios salvador: liberación y salvación; desatarme de mis esclavitudes y llenar mi vida de Dios.
Nuestra vida es, en verdad, un adviento. El adviento nos enmarca de una manera clara y sugerente ese grito del hombre por la salvación: ¡Ven Señor Jesús!. En adviento nos situamos ante nuestra vida en su más existencial crudeza de impotencia y limitación, de sed y vacío, de angustia y añoranza, de nostalgia y posesión inminente...
Ven, Señor, Jesús.
En Adviento nos situamos ante nosotros y ante Dios. El adviento no es mirarnos en nuestro fango y en nuestra miseria. El adviento no es recrearnos en nuestra pequeñez y pobreza. El adviento no es mirarnos en nuestro vacío y destrucción... El adviento no es mirarse a sí mismo como si se tratase de amargarse la vida, angustiarse y autodestruirse, a base de mirar lo mal que nos va la vida y lo malo que somos...
En adviento nos situamos ante nosotros, ante nuestra vida real y ante Dios. El adviento no existe ni se vive si no se mira a lo que vendrá... al que llegará...El adviento es esperar... que, por fin, mi vida llegará a completarse con lo que le falta: Jesús, nuestro Salvador. El adviento es mirar hacia los días próximos, hacia delante, más que hacia atrás. En adviento nos proyectamos en que “ya estamos más cerca de nuestra salvación que cuando empezamos a creer”.
Y ¿Quién no vibra con la llegada de una gran sorpresa?. Por eso, el adviento es alegría, júbilo, gozo contenido... vibrando con algo que casi tocamos con nuestras manos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

ADVIENTO: SI TE PICA, RÁSCA-TE

¿Te pica la curiosidad?
¿Te inquieta no saber?
¿Te angustia no controlar?
¿A ti te pica algo?
Entonces, es algo más que la curiosidad, lo que te pica.
Pues si te pica: ¡rásca-te!
Ráscate por dentro.
Aunque sea solo un poquito.
Aprovecha el adviento para rascar por dentro
y descubrir las verdaderas motivaciones para vivir.

Haz silencio. Entra en tu interior.
Investiga de donde vienen tus temores.
Ponles nombre.
Y si aún, no encuentras motivos para tener esperanza, ve más al fondo.
A lo profundo de tí mismo donde habita el misterio de lo que tú eres.
¿Que quién eres? Alguien por el cual Dios vino a la tierra, desnudo, débil e indefenso.
Tan desnudo, débil e indefenso como tú.
Para demostrarte que, alguien como tú, merecía la pena.
Eres esperanza. La esperanza de Dios. ¿Y tú por cuántos vas a serlo?

viernes, 5 de diciembre de 2008

EL GRITO DEL ADVIENTO


Quiero que el grito del Adviento: ¡Ven, Señor, Jesús! sea verdaderamente un grito y no una expresión devota pero desencarnada. Creo que sólo se puede celebrar el Adviento desde una profunda solidaridad con los anhelos más hondos de la humanidad. Por eso, en estos días, me preguntaba por las esperanzas concretas de la gente, de la de cerca y de la de lejos, esperanzas de carne y hueso, con nombres y apellidos... y he buscado en mi interior cuáles son mis esperanzas, aquellas en las que se va mi vida y mi tiempo, las que traducen en mi día a día cotidianos el anhelo de la venida del Señor. Os invito a hacer lo mismo, a poneros en la piel de la gente y en los zapatos de sus esperanzas, para enraizar nuestra esperanza en las esperanzas reales de la humanidad.

¿Qué espera la gente?:
Encontrar trabajo...
Poder terminar de pagar la casa, con esas hipotecas infernales...
Que su hijo, hija, madre, padre, marido, mujer... se cure de esa enfermedad...
Que haya armonía en el hogar... Verse libre, por fin, de quien maltrata...
Que tal persona vuelva, que llegue la reconciliación...
Conservar el empleo, en estos tiempos que corren...
Encontrar amigos para acompañar la soledad...
Que Fulanit@ salga de la cárcel...
Que la guerra se acabe y que no mate a su gente...
Que deje de destruir su pueblo, su país...
Poder regresar a casa y abandonar para siempre el campo de refugiados...
Tener algo que llevarse hoy a la boca o dar a sus hijos...
Ver pronto a quienes se fueron a tierras lejanas a buscar el sustento de la familia...
Que le devuelvan a quien le arrebató un atentado terrorista, un accidente de tráfico, un ataque militar o cualquier otra brutalidad...
Que les permitan volver a sus tierras, cultivar y vivir en las tierras de sus antepasados, explotadas ahora por la microempresa de turno...
Que la patera o el cayuco no naufrague y la travesía tenga buen fin...
Que puedan llegar a España y encontrar trabajo y una vida mejor...
Conseguir los papeles, renovarlos, homologar el título, que le paguen lo que le deben... Que el próximo huracán o terremoto tarde mucho en llegar...
Que lleven la carretera, la luz o el agua a su aldea...
Que dejen de demoler sus casas y los dejen vivir en paz...
Encontrar por fin el tratamiento o la vacuna contra tal enfermedad después de tantas investigaciones...
Y yo ¿qué espero? ¿Cuáles son mis anhelos más profundos?
Que los hombres y mujeres que “vagan” por la Bolsa de Empleo lo encuentren pronto... Que podamos construir entre todos una sociedad integrada y nueva, multicultural, dialogante y solidaria...
Que nos alegremos de ser distintos y de poder y querer convivir...
Que se cierren los Centros de Internamiento...
Que se modifiquen las políticas migratorias represivas, injustas y miopes...
Que se derrumben los muros y las vallas...
Que desaparezca la violencia de las relaciones entre las personas y los pueblos... Que empecemos a gestionar el mundo de otra manera...
Que arranquemos desde abajo un nuevo orden internacional...
Que haya una transformación del sistema que ponga a la persona en el centro como valor supremo...
Que dejen de sufrir los “ilegales”, que nadie sea “ilegal”...
Que nos miremos unos a otros al fondo del corazón y no al color de la piel, al nombre o al lugar de procedencia...
Que la Iglesia sea de verdad la Iglesia de Jesús... que renuncie al poder, que sea humilde, pobre, samaritana, novia del mundo y no “madrastra”...
Que mi comunidad siga intentando el camino de acogernos unas a otras con calidez, de buscar juntas las invitaciones de Dios para nosotras desde la realidad y de vivir para la gente y no para nosotras mismas...
Que vivamos un cristianismo menos burgués y acomodado, que despleguemos nuestra entraña profética y la expresemos con nuevos signos y presencias...
Quiero “aguardar la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador” agarrada de la mano de mis hermanos y hermanas. Y, mientras tanto, acoger al Señor que ya está viniendo a acompañar nuestras esperanzas cotidianas, alentando nuestros esfuerzos por conquistarlas. (Eclesalia Informativo).

martes, 2 de diciembre de 2008

DIOS VENDRÁ



Sí, vendrá, y entonces la Bienaventuranzas serán el sueño más bello hecho realidad. Pero no te olvides, Dios viene a ti y a mí cada día para hacer ya presente este sueño en medio de los más pobres.
¡ADELANTE! y siente a Dios en tu vida y en la vida de los hermanos. Tiñe la vida de color esperanza.

viernes, 28 de noviembre de 2008

DETECTIVES DEL DIOS ESCONDIDO


"Hermanos:
hemos ido muchas veces a la enorme estación
y se nos ha dicho por el altavoz:
"llega inmediatamente por la vía 12 ó por la vía 4".
Pero no.No llegaba Dios.
Era una estrella o un estrello del cine,
o un magnate de las finanzas,
o un general de la OTAN,o un gran político,
o una gran figura eclesial,quizás hasta un visionario religioso...
Pero no era,no,no era Dios.
¡Tantos advientos!¡Tantas esperas ya...!
Y volvíamos a casa con el mal sabor de boca
de la tomadura de pelo,o de nuestra ingenua candidez,
prometiéndonos que otra vez iban a engañar a su tía...
Pero, vamos a ver, hermanos:
¿Dónde podemos encontrar a Dios?
Todo el Antiguo Testamento esperándole,
los reyes,los sabios,los importantes.
Quizás esperándole en la torre del templo,
o en el palacio real,en la clase de los teólogos.
Y luego les hace trampa.
Se esconde entre los analfabetos y los animales,
que a tantos les parece casi lo mismo.
¡Dios tiene unas bromas!
¿Dónde esperas a Dios en este adviento, hermano?
¿No piensas que estará en tu barrio,
en tu asociación de vecinos con larga lista de problemas,
en el dolor humilde y rutinario de tu vecino
o en tu misma casa,en medio de tus problemas,
de tus luchas y de ti mismo?
Este adviento sería un buen momento
para hacer de detectives de Dios.
Veríamos entonces qué cerca está.
Pero a su manera.
Esa manera que es la nuestra,
porque lo chocante es que Dios nos "imita",
se hace vida nuestra en toda su vulgaridad,
y eso es lo que más desconcierta a los miserables,
hambrientos de magia y milagrería.
Seamos capaces de descubrir a Dios
en la rutina de todos los días,
en la enorme grandeza de nuestra vulgaridad.