Congregación Hermanas Salesianas Sagrado Corazon de Jesus
viernes, 28 de agosto de 2009
domingo, 23 de agosto de 2009
sábado, 22 de agosto de 2009
SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS?...
viernes, 21 de agosto de 2009
DIOS TE LLAMA
miércoles, 19 de agosto de 2009
domingo, 16 de agosto de 2009
COMIENZA LA PEREGRINACIÓN DE LA CRUZ Y EL ICONO DE LA JMJ 2011
sábado, 15 de agosto de 2009
LO DECISIVO ES TENER HAMBRE
MAGNIFICAT
viernes, 14 de agosto de 2009
jueves, 13 de agosto de 2009
ORACIÓN PARA PREPARAR LA JMJ MADRID 2011
miércoles, 12 de agosto de 2009
lunes, 10 de agosto de 2009
sábado, 8 de agosto de 2009
YO SOY EL PAN DE LA VIDA
Civilización es una palabra ambigua. Puede significar salir de la caverna, comunicarnos a un nivel más profundo, desterrar el analfabetismo, eliminar todos los virus, conquistar los astros, suprimir las distancias, financiarnos definitivamente o... rodearnos de electrodomésticos.
¿Nos hemos civilizado? Profundizamos en el conocimiento del hombre, pero a la vez inventamos armas en cantidades ilimitadas. Hemos multiplicado las leyes, las teorías, los grupos, las organizaciones.
Pero no hemos logrado ni la paz, ni la dicha, ni el pan para todos. La cifra es tan dolorosa que preferimos olvidarla: Cada año mueren cerca de treinta millones de personas por alimentación insuficiente. ¡Hambre!
Dice un autor que la primera página de la historia de la civilización debiera comenzar por una simple noticia: ¡Entonces hubo pan para todos los habitantes de la tierra! El pan ocupa un lugar preeminente entre los temas del Evangelio de San Juan. Al fin y al cabo, el pan es la preocupación de todos los que, cómo Dios, son padres de familia.
Pero Jesús insiste en que distingamos entre el pan y el Pan. Cómo en el diálogo con la Samaritana, cuando nos habla de dos clases de agua. Todos luchamos por el alimento. El Señor lo sabe.
Por eso nos enseña a pedirlo todos los días en el Padrenuestro. Pero además de pan necesitamos ideales, valores, calidad de vida, bienes del espíritu, paz interior, realización, compañía. Sin ellos, cualquier alimento, aun el más exquisito, resulta insuficiente.
Cristo nos invita a luchar por “el alimento que perdura”, es decir, a cultivar aspiraciones más altas. Porque cada cual sueña con sus pequeños mesías. Los espera para que hagan más rentables sus ahorros, solucionen su problema de vivienda, enmienden sus errores personales o le regalen una felicidad prefabricada.
Pero tales mesías suelen defraudarnos. Cristo, en cambio, se presenta cómo “Pan bajado del cielo”. Quiere que le busquemos cómo se busca el pan: Todos los días, con la constancia y la terquedad del hambre. El nos es necesario. Nuestro problema es de alimento. Nos hace falta algo que llene nuestro interior.
Lo alcanzamos cuando llegamos hasta El para ponerlo en nuestra conciencia.Lo alcanzamos al comprobar que toda nuestra hambre va en busca de algo que no se marchita con la muerte.
jueves, 6 de agosto de 2009
BIENAVENTURANZAS DEL PEREGRINO
- Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino te abre los ojos a los que no se ve.
- Bienaventurado eres, peregrino, si lo más te preocupa no es llegar sino llegar con los otros.
- Bienaventurado eres, peregrino, cuando contemplas el camino y lo descubres lleno de nombres y de amaneceres.
- Bienaventurado eres, peregrino, porque has descubierto que el camino comienza realmente cuando se acaba.
- Bienaventurado eres, peregrino, si tu mochila se va vaciando de cosas y tu corazón no sabe dónde colocar tantas emociones.
- Bienaventurado eres, peregrino, cuando te faltan palabras para agradecer todo lo que te sorprende en cada recodo del camino.
- Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que un paso atrás para ayudar a otro vale más que mil pasos adelante sin mirar a tu lado.
- Bienaventurado eres, peregrino, si haces de tu camino una vida y de tu vida un camino en busca de quien es el auténtico camino y la vida: Cristo.
- Bienaventurado eres, peregrino, si en el camino te encuentras contigo mismo y te regalas un tiempo para no descuidar la imagen de tu corazón.
- Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino tiene mucho de silencio, y el silencio de oración, y la oración de encuentro con el Padre que te espera.
miércoles, 5 de agosto de 2009
¿QUÉ RESPONDES TÚ?...
Haz silencio y ESCUCHA... y luego, ¿QUÉ RESPONDES?... No tengas miedo, vive la aventura de seguir su LLAMADA
martes, 4 de agosto de 2009
JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD. MADRID 2011
martes, 30 de junio de 2009
MENÚ DE VERANO
1º De primero, DESCANSO
«Venid a mí los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso» (Mt 11,18)
Pues sí, parece que uno termina junio, y el curso, un poco acelerado. Por los exámenes, por el desgaste del curso, porque los meses de trabajo han ido siendo intensos… y por eso hace falta descansar un poco. Dormir más, vivir un poco más despacio, mirar el reloj menos a menudo, prescindir de agendas. Cada quien sabemos qué es lo que nos descansa. Pero, sea lo que sea, no descansar “de” Dios, sino con Dios. Dejarle que “venga conmigo”, ser consciente de su presencia en mi vida, también en este tiempo de reposo.
2º De segundo, CALIDAD
«María, por su parte, escuchaba todas estas cosas y las guardaba en su corazón» (Lc 2,19)
Es tiempo de hacer muchas cosas que siempre apetecen, pero para las que nunca parezco encontrar el momento adecuado: leer alguna buena novela, ver alguna película pendiente, escribir a gente querida, hablar con los míos un poco más despacio, echar largos y profundos ratos de familia…
Si las vacaciones son largas, tal vez asomarme a espacios, realidades, gentes que normalmente no forman parte de mi vida… Es tiempo para recorrer espacios distintos. También es tiempo para un poquito de calidad en la relación con Dios (porque si no, a veces parece que Dios cae en la parte del “trabajo” o la “obligación”, cuando resulta que puede ser fuente de encuentro y plenitud). Por eso este verano puede ser un tiempo para intentar conocerle más (leer sobre Él, pensar, rezar algún rato, tratar de releer su presencia en mi vida).
3º Y de postre, GRATITUD
«Y que la paz de Cristo presida vuestros corazones, pues a ella habéis sido llamados formando un solo Cuerpo. Y sed agradecidos» (Col 3,15)
Es un privilegio poder descansar. Y es una suerte tener una vida que, con sus altos y bajos, me va poniendo en contacto con gentes, con mundos, con historias.
Por eso, el verano puede ser tiempo para una mirada agradecida al curso que se va. A lo bueno, que en estos meses ha sido fuente de alegría. A lo difícil, que ha podido ser... A las gentes, las palabras, los momentos. Los retos. A Dios, por la oportunidad de vivir, elegir, caer y levantarme, aprender, amar, construir, imaginar, sentir, pensar, creer…
Gracias.
Puedo dedicar algún rato a hacerme consciente de este curso que se va.
Y a darle gracias a Dios por él.
sábado, 27 de junio de 2009
¿QUIÉN ME HA TOCADO?
viernes, 26 de junio de 2009
LA ÚLTIMA PALABRA LA TIENE EL AMOR
domingo, 21 de junio de 2009
LA TEMPESTAD CALMADA
Lectura del santo evangelio según san Marcos (4,35-40)
"Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»
En la vida pasamos también por muchas tormentas. La vida es cambio y no siempre tranquilo. Hay muchos problemas que nos atenazan. Hay muchos momentos de crisis. Son como las olas que chocan continuamente contra la orilla y terminan por romperla.
En la Iglesia también sentimos las amenazas de las olas que chocan contra esta barca del reino. Algunos viven atemorizados porque piensan que esta sociedad nos ataca y va a terminar por hundir la frágil barquilla que para ellos es la Iglesia.
Frente a los que se empeñan en levantar muros y paredes y techos que nos defiendan de los vientos de este mundo, hay que recordar que nuestro Dios es el creador de todo, también de los vientos, que hay que confiar en él y en Jesús, su hijo y señor nuestro. Sólo él es capaz de levantar las peñas que aguantan todo. La frágil barquilla de la Iglesia no es tan frágil porque cuenta con la presencia de Jesús. Nuestra vida puede estar agitada por la enfermedad, los disgustos y tantas otras cosas. Sentiremos el choque de las olas, hasta es posible que nos mareemos y sintamos miedo. Pero sabemos que el Señor está con nosotros. Y que, con su presencia, no hay mar ni tormenta que no podamos atravesar. Es cuestión de confiar. Y saber que siempre, siempre, después de la tormenta, viene la calma. Porque el Señor lo es también de la tormenta.
Entonces, ¿nos da lo mismo todo? No. De ninguna manera. Con Jesús nos sentimos servidores del Reino, trabajadores de la fraternidad, atentos a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas. Seguros de que todo lo que hagamos en favor del Reino estará bendecido por Dios. Y, sin desanimarnos nunca, porque sabemos que estamos apoyados en la roca firme, la que aguanta todas las olas y vientos; porque sabemos que nuestra barca aguantará la tormenta. En el nombre de Jesús.
martes, 16 de junio de 2009
ESTE VERANO... DE MARCHA
LLEGAREMOS A TIEMPO
TRAS LAS HUELLAS DE SAN PABLO
lunes, 15 de junio de 2009
domingo, 14 de junio de 2009
EL MEJOR REGALO
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él envió a dos discípulos, diciéndoles: «Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.» Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad, esto es mi cuerpo.» Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.» Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.
Cada vez que los discípulos se juntaban, les gustaba compartir el pan y el vino y repetir aquellas palabras de Jesús. El pan y el vino adquirían una nueva dimensión y un nuevo significado. Jesús y su Reino se hacían presentes en medio de ellos. Hacer memoria de aquella última cena les daba fuerzas y les hacía sentirse comprometidos para anunciar la buena nueva del Reino a todos los hombres y mujeres de su mundo. Les forzaba a trabajar por un mundo más justo y más humano, más hermano y más solidario. Daban gracias juntos, compartían su fe, escuchaban la Palabra, compartían el pan y el vino. Lo hacían en la intimidad de sus casas, en pequeñas reuniones de creyentes. Era la celebración central de su fe.
Hoy seguimos celebrando la Eucaristía. Escuchamos la Palabra, compartimos la fe, comulgamos el Pan y el Vino, hacemos memoria de Jesús Resucitado. Y salimos a la calle a seguir celebrando la Eucaristía con todos los hombres y mujeres de nuestro mundo. A compartir con ellos el pan y el vino de la vida diaria, de la justicia, del perdón, de la reconciliación, de la fraternidad. A tender la mano al hermano y cerrar el círculo del Reino, de los Hijos e Hijas de Dios, en donde nadie está excluido y todos son acogidos en el amor y la misericordia de Dios Padre.
Hoy la Eucaristía sigue siendo promesa de vida, fuente de esperanza, lugar de fraternidad, encuentro con Jesús y tantas otras cosas más, que nos hacen vivir en plenitud y ser más felices.