miércoles, 3 de junio de 2009

HIMNO DEL AMOR




Si yo tuviese en mí
todas las emisoras
y todos los tablados de rock del mundo entero
y los altares y cátedras y los parlamentos todos,
mas no tuviese Amor,
yo sería ruido sólo, ruido en el ruido.

Si yo tuviese el don de adivinar
y el don de llenar estadios
y el don de hacer curaciones
y una supuesta fe, capaz de trasportar cualquier montaña,
mas no tuviese Amor,
yo sólo sería un circo religioso.

Si yo distribuyese
los bienes que gané mal - quién sabe, quién no sabe-
en cestas de Navidad
y en aireados gestos caritativos
y fuese capaz de dar mi salud
en prisas y eficacias
mas no tuviese Amor,
yo sólo sería imagen entre imágenes.

Paciente es el amor y predispuesto, como regazo materno.
No tiene envidia ni se vanagloria.
No busca el interés como hacen los bancos:
sabe ser gratuito y solidario, como la mesa de Pascua.
No pacta nunca con la injusticia, nunca.
Hace fiesta de la Verdad.
Sabe esperar, forzando con coraje las puertas del futuro.
El Amor no pasará, pasando todo lo que no sea él.
En la tarde de esta vida nos juzgará el Amor.

Inmadura es la ciencia y gateando,
inmadura la ley, juguete el dogma.
El Amor ya tiene la edad sin edad de Dios.
Ahora es un espejo la luz que contemplamos,
un día será el Rostro, cara a cara.
Veremos y amaremos como Él nos ve, como nos ama.

Ahora están las tres:
la fe, que es noche oscura,
la pequeña esperanza, tan persistente;
y él, el Amor, que es el mayor.
Un día, para siempre,
lejos de toda noche y toda espera,
ya sólo será el Amor.

Pedro Casaldáliga

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