domingo, 30 de agosto de 2009

LO QUE IMPORTA ES AMAR

Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23):
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.) Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

Lo que nos manda Dios es amarnos unos a otros. Todo lo demás son tradiciones que, a veces, traicionan el espíritu de la Palabra. Jesús nos recuerda que lo importante está no en el cumplimiento de unas normas legales sino en el espíritu con que vivimos, que ser cristiano no es cumplir sino vivir, que dar gloria a Dios no es hacer las incensaciones en el momento justo marcado por la liturgia sino amar en la vida diaria a los hermanos y hermanas, luchar por la justicia y la igualdad, comprometerse con la vida de todos.
Las tradiciones pueden estar bien. Nos recuerdan un pasado. Es bueno conservarlas. Pero cuando se convierten en una pura observancia externa... es mejor olvidarlas y tratar de encontrar y recuperar el espíritu que las motivó. Y no hay que olvidar que en la comunidad cristiana todo, absolutamente todo, se debe referir y fundamentar en el Evangelio, en el mensaje de Jesús.
No nos dejemos llevar por un mundo que se centra demasiado en guardar las apariencias, en “cumplir” externamente y amemos como Dios ama.

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