lunes, 12 de abril de 2010

domingo, 11 de abril de 2010

VIVIR Y CREER- 2º DOMINGO DE PASCUA

CREER


Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31)

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.


Creer no es sólo conocer a Jesús. No es sólo haber escuchado sus palabras. Ni siquiera es estar convencido de que su mensaje es bueno para la humanidad. Creer es haberse encontrado con Jesús y haber metido, como Tomás, los dedos en sus llagas y las manos en su costado. Creer es reconocer que en Jesús la vida ha triunfado sobre la muerte y que en él Dios ha abierto la humanidad a la esperanza de una vida nueva. Creer es dejar que el espíritu de Jesús resucitado se meta bien adentro en nuestros corazones y recree la esperanza. Creer es confiar en que el Abbá de Jesús respondió al órdago a la grande que le plantearon las autoridades judías cuando decidieron eliminar a Jesús. Creer es asumir con el corazón y con la vida que Dios está por nosotros, que se preocupa de nosotros, que somos sus hijos e hijas queridos, que nadie se queda fuera de su amor ni de su promesa de vida.

sábado, 10 de abril de 2010

BANDO VOCACIONAL


A todo joven que quiera seguir a Jesucristo se le informa que...

No tiene por qué renunciar a su familia, a sus amigos, a su gente...
tiene que poner todos los medios que estén a su disposición para ensanchar la gran familia humana, haciendo un hueco a Jesús, no como el huésped inoportuno que llega sin llamar, sino como el hermano mayor que, a la hora de la verdad, nunca falla.
No tiene por qué poseer un sinfín de cualidades, capacidades, recursos... que fascinen a todo aquel que se cruce en su camino...
tiene que empeñarse en cultivar con toda clase de mimos y atenciones el tesoro que lleva dentro, pues de la abundancia del corazón, hablan las acciones.

No tiene por qué deshacerse de sus cosas materiales, ni romper con todo su pasado...
debe afrontar el futuro con desparpajo y mucho amor, dando y dándose todo a todos, pues la verdadera generosidad para con el futuro consiste en darlo todo ahora, en el presente.

No debe tener el coeficiente intelectual por las nubes, ni ser el más listo de la clase...
(esto es obligatorio) debe tener la actitud necesaria y las agallas suficientes para hacer algo grande y hermoso con su vida.

No debe, a la fuerza, “tomar los hábitos” o ingresar en el seminario...
debe construir en su corazón una hermosa catedral, capaz de albergar e iluminar a tantas personas que buscan la felicidad sin contar con Dios.

No tiene por qué tener manías, ni ser el más rarillo de la pandilla...
tiene que ser humano... ¡Qué digo humano!, muy humano, terriblemente humano.

No hace falta que crea a pies juntillas todo lo que le dicen... en la parroquia, en el colegio, en
su grupo...
es imprescindible que crea, a ojos cerrados, en el Amor, en el Amor con mayúsculas.

No puede estar todo el día refunfuñando, criticando lo mal que va este mundo...
debe convertirse en un alegre cartero del Reino, de manera que lleve la Noticia Gozosa a todo aquel que busca un sentido a su vida.

No tiene por qué hablar con gran elocuencia y tener solución y respuestas para todo...
debe, por el contrario, escuchar, escuchar mucho, sobre todo escuchar el grito de los más pequeños, de los más necesitados, porque en ellos está Dios de una manera muy especial.

No tiene por qué ser el compañero de clase o el hijo del panadero o la sobrina del párroco o...
puedes (si tú quieres) ser tú mismo...
(José María Escudero)

viernes, 9 de abril de 2010

lunes, 5 de abril de 2010

¡¡¡RESUCITÓ!!!

ES HORA DE ASOMARSE AL INFINITO
Es hora de salir al balcón de la vida, mirar el horizonte,
despertar al alba y sentirse llenos de alegría.
Es hora de asomarse al infinito, de anunciar y cantar,
trabajar y que es posible un mundo nuevo y distinto.
Es hora de entrar en la noche sin miedo y ser sus testigos;
descubrir su presencia entre fortaleciendo nuestras esperanzas y anhelos.
Es hora de romper los esquemas de siempre;
de escuchar las palabras del silencio;
gustar su presencia callada, confesar la vida, andar por los desiertos
y abrir nuevas sendas por donde pueda llegar el Reino.
Es hora de iniciar caminos nuevos, arriesgarlo todo,
apostar por Dios y su Reino.
Es hora de la Pascua, de Resurrección, de brindar por la Vida Plena
que el Señor nos sigue trayendo,
para ensanchar nuestro corazón y hacerlo más sensible y fraterno.
Feliz Pascua.
¡Aleluya!

miércoles, 31 de marzo de 2010

lunes, 29 de marzo de 2010

DECÁLOGO PARA HACER DE LA PALABRA DE DIOS ORACIÓN


"La oración -definió Santa Teresa de Jesús- es tratar de amistad, aun tratando tantas veces a veces con quien sabemos nos ama". La oración es coloquio y contemplación de amor: "Me mira y le miro", que dijera el Santo Cura de Ars.

Cayó hace tiempo en mis manos el siguiente decálogo anónimo de consejos sobre la oración desde la Palabra de Dios. Dice así:

1.- ESCUCHA: Calla y escucha: el cielo emite día y noche.
2.- ESCUCHA BIEN: No ores para que Dios realice tus planes, sino que para descubras e interpretes los planes de Dios.
3.- PIDE: Pero no olvides que la fuerza de tu debilidad es la oración.
4.- PIDE BIEN: Hazlo atento, humilde, confiado, insiste, unido a Cristo. "Pedid y recibiréis", dijo el Señor.
5.- REZA DE CORAZÓN: ¿No sabes qué decirle a Dios? Háblale de vuestros mutuos intereses. Muchas veces. Y a solas. Con confianza, con infinita confianza porque El es tu Padre.
6.- CALLA: No conviertas tu oración en un monólogo. Harías a Dios autor de tus propios pensamientos.
7.- SÉ TÚ MISMO: No seas ni engreído ni falsamente humilde. Reza como el publicano no como el fariseo.
8.- ESTÁ: No te agobies por las distracciones involuntarias. Descuida: Dios, como el sol, broncea con solo ponerse delante.
9.- LEE: Si alguna vez piensas, cuando hablas con Dios, El nos responde, lee la Biblia. Es su Palabra. Palabra de vida eterna, Palabra que hoy y aquí te habla a ti.
10.- VIVE: No hables nunca de ratos de oración: ten "vida de oración".

Y reza confiado, por ejemplo, en la hora del alba:
“He venido a ti para que me toques con Tu mano antes de comenzar yo mi día. ¡Descansa un momento tus ojos en mis ojos; déjame que me lleve a mi trabajo la certeza de tu amistad, Amigo mío! ¡Llena mis pensamientos de tu música, para que me dure en todo el desierto del ruido! ¡Qué el sol de tu amor bese las cimas de mis pensamientos y se atarde en el valle de mi vida, donde esté granando mi cosecha!" (Tagore)

jueves, 25 de marzo de 2010

ES UN TÚ EN TI

Es un tú quien está en ti.
Un tú distinto de ti,
pero que depende de ti para su desarrollo.
Un tú único e irrepetible.
Un ser humano con genoma propio desde el primer momento,
cuyo corazón ya late 65 veces por minuto en la semana 4,
cuyo cerebro comienza a formarse en la semana 5,
cuyos ojos se atisban ya en la semana 8
y que empieza a tener pelo en la semana 14.
Su vida está en tus manos.

martes, 23 de marzo de 2010

CONVIÉRTENOS SEÑOR


Convierte, Señor, nuestras manos para que sean abiertas y generosas.
Convierte, Señor, nuestros oídos para que estén abiertos a tu Palabra
y al clamor de los necesitados.
Convierte, Señor, nuestros ojos para que no miren a otro lado
ni se deslumbren por la riqueza.
Recibe, Señor, nuestra ceguera y transfórmala en luz.
Recibe, Señor, nuestro corazón endurecido
y transfórmalo en un corazón de carne.
Recibe, Señor, nuestro orgullo
y transfórmalo en humilde servicio.
Recibe, Señor, nuestro afán de consumir
y transfórmalo en austeridad y solidaridad.
Recibe, Señor, nuestras codicias
y transfórmalas en generosidad.
Recibe, Señor, nuestros miedos
y transfórmalos en confianza.
Recibe, Señor, nuestra indiferencia y pasividad
y transfórmalas en apasionamiento.
Recibe, Señor, nuestras crisis
y transfórmalas en madurez.
Recibe, Señor, nuestra agresividad
y transfórmala en no-violencia activa.
Recibe, Señor, nuestro desaliento y cansancios
y transfórmalos en esperanza.
Recibe, Señor, nuestros sufrimientos
y transfórmalos en sacramentos.
Recibe, Señor, nuestro realismo y lógica
y transfórmalos en apertura a la trascendencia.
Recibe, Señor, nuestra sequedad
y transfórmala en oración fecunda.

domingo, 21 de marzo de 2010

TAMPOCO YO TE CONDENO


Lectura del santo evangelio según san Juan (8,1-11):
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, Señor.» Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»
La culpa es una experiencia misteriosa de la que ninguna persona sana se ve libre. Todos hacemos en un momento u otro lo que no deberíamos haber hecho. Todos sabemos que nuestras decisiones no son siempre transparentes y que actuamos más de una vez por motivos oscuros y razones inconfesadas.
Es la experiencia de toda persona: no soy lo que debía ser, no vivo a la altura de mí mismo. Sé que podría muchas veces evitar el mal; sé que puedo ser mejor, pero siento dentro de mí 'algo' que me lleva a actuar mal. Lo decía hace muchos años Pablo de Tarso: «No hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero (Rm. 7,19). ¿Qué podemos hacer?, ¿cómo vivir todo esto ante Dios?
El Credo nos invita a «creer en el perdón de los pecados». No es tan fácil. Afirmamos que Dios es perdón insondable, pero luego proyectamos constantemente sobre él nuestros miedos, fantasmas y resentimientos oscureciendo su amor infinito y convirtiendo a Dios en un ser justiciero del que lo primero es defenderse.
Hemos de liberar a Dios de los malentendidos con los que deformamos su verdadero rostro. En Dios no hay ni sombra de egoísmo, resentimiento o venganza. Dios está siempre volcado sobre nosotros apoyándonos en ese esfuerzo moral que hemos de hacer para construirnos como personas. Y ahora que hemos pecado, sigue ahí como «mano tendida» que quiere sacarnos del fracaso.
Dios sólo es perdón y apoyo aunque, bajo el peso de la culpabilidad, nosotros lo convirtamos a veces en juez condenador, más preocupado por su honor que por nuestro bien. La escena evangélica es clarificadora. Todos quieren «echar piedras» sobre la adúltera, todos menos Jesús. Todos quieren convertir a Jesús en «juez condenador», pero él, lleno de Dios, reacciona de manera sorprendente: «No te condeno. Anda y, en adelante, no peques más

sábado, 20 de marzo de 2010

SI ME NOMBRAS TÚ...

CONVERSIÓN


Sigue curvado sobre mí, Señor
remodelándome,aunque yo me resista.
¡Qué atrevido pensar que tengo yo mi llave!
¡Si no sé de mí mismo!
Si nadie, como Tu, puede decirmelo que llevo en mi dentro.
Ni nadie hacer que vuelvade mis caminos
que no son como los tuyos.
Sigue curvado sobre mí
tallándome aunque, a veces, de dolor te grite.
Soy pura debilidad,
-Tu bien lo sabes-,tanta, que, a ratos,
hasta me duelen tus caricias.
Lábrame los ojos y las manos,la mente y la memoria,
y el corazón,- que es mi sagrado-,
al que no Te dejo entrar cuando me llamas.
Entra, Señor, sin llamar, sin mi permiso.
Tu tienes otra llave, además de la mía,
que en mi día primero Tu me diste,
y que empleo, pueril, para cerrarme.
Que sienta sobre mí tu “conversión”
y se encienda la mía
del fuego de la Tuya, que arde siempre,
allá en mi dentro.
Y empiece a ser hermano, a ser humano,
a ser persona.
(Ignacio Iglesias, sj)

jueves, 11 de marzo de 2010

EN MEMORIA. JUEVES 11 DE MARZO


EN MEMORIA DE TODAS LAS VÍCTIMAS DEL 11 DE MARZO.
NUNCA MÁS.
CONSTRUYAMOS ENTRE TODOS UN MUNDO DE PAZ

sábado, 27 de febrero de 2010

BEATA PIEDAD DE LA CRUZ

M. Piedad, naciste para ser Santa

y con tu vida nos invitas cada día

a vivir una entrega radical a Jesús

para ser mensajeras de tu MISERICORDIA

en nuestro mundo.

jueves, 25 de febrero de 2010

COMO LAS VIOLETAS

"Sed como las violetas
que esparcen el perfume
sin apenas saber de donde sale"
(Beata Piedad de la Cruz)

martes, 16 de febrero de 2010

¿A QUIÉN ENVIARÉ?... ENVÍAME A MÍ. RENOVACIÓN DE VOTOS

¿A QUIÉN ENVIARÉ? ¿QUIÉN IRÁ DE MI PARTE?...

Blanca, Juanita, María Eugenia, Isabel y Carmen en Santiago de Chile y Shirley y Esther, en (España), respondieron de nuevo a la pregunta del Señor. Ellas, una vez más, le dicen "ENVÍAME A MÍ" y renuevan sus Votos de pobreza, castidad y obediencia y prometen, fiadas en la llamada que Él les hace y de la mano de María, seguirle como Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús.

Envíame para ser cauce de tu MISERICORDIA entre los jóvenes y los niños, los enfermos y los ancianos, entre los pobres y aquellos que no te conocen... ENVÍAME A MÍ.

Nuestro mundo necesita jóvenes valientes y generosas, capaces de arriesgar su vida, de comprometerse en esta bella aventura de seguir a Jesús. ¡NO DEJES PASAR SU PALABRA...!

¡¡FELICIDADES!!

lunes, 15 de febrero de 2010

VIOLETA QUIERO SER, SEÑOR. PROFESIÓN RELIGIOSA

Como violetas, esparciendo el perfume del amor entre los más necesitados. Ana, Rosa y Gloria, tres jóvenes valientes que apuestan por Jesús, para seguirlo entregándole lo más bello de ellas, su vida joven.

Y se deciden a seguirlo profesando los votos de castidad, pobreza y obediencia, con un estilo muy peculiar, el que nos marcó nuestra Fundadora, la Beata Piedad de la Cruz: una vida sencilla repartiendo la misericordia del Corazón de Jesús entre aquellos que más lo necesitan.

¡FELICIDADES HERMANAS!

domingo, 14 de febrero de 2010

PROYECTO DE BARRO. NOVICIAS 2010

Maritza, Yuli, Cindy, Genoveva y Fabiola, cinco jóvenes que atentas al paso de Dios por sus vidas, han escuchado la llamada que Jesús les hace a seguirle más de cerca. Lo han dejado todo, su familia, su país, sus propios intereses, sus sueños, para iniciar esta aventura al lado del que ya tiene un sueño pensado para cada una de ellas.

El 24 de Enero, en Santiago de Chile, iniciaron la vida religiosa en nuestro Noviciado de HH. Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús. Como M. Piedad de la Cruz, barro que quiere moldearse en las manos del Creador, para ser la vasija que Él tiene pensada para cada una, para entregar su vida totalmente a Jesús y por Él a los hermanos más necesitados.

Que vuestro deseo sea ser toda de Dios, como M. Piedad. ¡Adelante, vivid a fondo la aventura del amor en este tiempo de noviciado! ¡FELICIDADES HERMANITAS!

¡BIENAVENTURADOS!


Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,17.20-26):
En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: - «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacian vuestros padres con los falsos profetas.»
Jesús, como nuevo Moisés, que está creando un pueblo nuevo, presenta a sus discípulos las Bienaventuranzas que describen el nuevo espíritu que él va a predicar y revelan con matices diferentes, una misma actitud coherente: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos" . Al materialismo denunciado por Sofonías, opone Jesús la bienaventuranza de la pobreza espiritual, de la paciencia en el sufrimiento y en el llanto, del hambre y sed de justicia, de la misericordia y limpieza de corazón. En definitiva, su propio autorretrato. El es el pobre, el manso, el que no se recató de que le vieran anegado en llanto, y envuelto en sudor de sangre, el que tuvo hambre y sed de justicia, el misericordioso, el limpio de corazón, el que trabaja por la paz. Y el que perseguido murió. Jesús designó a los humildes como dichosos. El es el primer hombre bienaventurado, porque goza de la misma bienaventuranza de Dios, que no tiene su corazón ni en la tierra ni en nada de la tierra. Dios es bienaventurado porque es feliz y se sabe feliz, porque no necesita nada, pues en él está todo y quien se acerca a él y deja sus ambiciones terrenas, es igualmente feliz. El sabe que las Bienaventuranzas son la opción por una locura, la del amor. Son un monte de alegría pero de la que hay al otro lado de la zarza ardiendo. En el Monte de las Bienaventuranzas, donde Jesús proclamó la nueva ley, ese amor que infunde el Espíritu Santo en nuestros corazones.

domingo, 7 de febrero de 2010

REMA MAR ADENTRO


Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

"En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro, y echad las redes para pescar."
Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes."
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador."
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres." Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron".
Simón y sus compañeros son sorprendidos por Jesús en el quehacer banal de cualquier día de su vida: mientras estaban lavando las redes vacías, tras una noche desafortunada. Ahí, en ese cotidiano transcurrir de una vida, ahí estaba también el Señor. Allí acontece un diálogo entre Jesús y Simón, que es ejemplar. "Rema mar adentro, y echa las redes para pescar". Y responde Simón: hemos estado toda la noche intentándolo en balde, pero por tu palabra, volveré a echar las redes. Es muy hermoso leer este diálogo paralelamente con el del final del Evangelio de S.Juan, cuando vuelvan a encontrarse Jesús y Pedro -entonces será ya Pedro- en un mismo escenario: el mismo lago, una barca, entre redes vacías y noches estériles (Cfr. Jn 21,1-24).En ambos encuentros, lo que determina el asombro de Simón Pedro es la repuesta de Jesús a la vaciedad de los esfuerzos de éste. No hay lugar a "pactos", no se trata de una "negociación", sino el impresionante estupor ante algo más grande que Pedro. Porque Simón, buen conocedor de las horas oportunas para su bregar pescador, cuando ve lo sucedido no hace una interpretación simplona o racionalista: tú ves más que yo, has tenido más suerte, hemos sido afortunados por dar finalmente con el banco de peces... No, la reacción de Simón es la de un asombro netamente religioso: "apártate, Señor, que soy un pecador". En su último encuentro en el lago Tiberíades, aún sabiéndose pecador -y quizás con una conciencia de ello que ahora no tiene todavía-, lejos de decir a Jesús que se aparte, será él quien se lanzará al agua para acortar la distancia. Vale la pena leer los dos encuentros. Finalmente, la llamada y la respuesta: serás pescador de hombres... y ellos, dejándolo todo, lo siguieron. Este Evangelio es toda una meditación que hay que leer despacio, como quien intuye -así es en realidad- que uno mismo está en esa barca, que a uno mismo se dirige el Señor, no como a una muchedumbre anónima, sino con mi nombre y situación.Porque sólo entenderemos este encuentro entre Simón y Jesús, cuando en él veamos descrito nuestro propio encuentro con el Señor. O dicho de otro modo, cuando en el cotidiano lavar nuestras redes,o entre nuestros pucheros y quehaceres, descubrimos una Voz y vemos una Presencia, que nos llama desde todos nuestros vacíos a una plenitud insospechada para la que habíamos trabajado desde nuestras fuerzas insuficientes, la plenitud que había soñado nuestro corazón y para la que está hecho.Ellos, dejándolo todo, siguieron a Jesús.
Monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo

miércoles, 3 de febrero de 2010