domingo, 19 de febrero de 2012

BARRO VOCACIONADO DE DIOS

Beata Madre Piedad de la Cruz,
tú fuiste ese barro tantas veces
soterrado, escondido, olvidado, minusvalorado y hasta despreciado.
Pero Dios te miró con amor...
vislumbró en sus divinos proyectos lo que podría hacer de ti,
lo que podría recrear en ti...
Por eso te escogió con preferencia entre tantos y tantos barros.
Te llamó desde tu pequeñez e insignificancia.
Te vocacionó a ser mujer consagrada en su Pueblo.
Tú te dejaste amar, llamar, escoger y vocacionar.
Respondiste a su amor y a su llamada mansa y dócilmente,
sin resistencias, sin condiciones, sin exigencias.
Madre Piedad de la Cruz, enséñanos a dejarnos amar, a dejarnos llamar, a dejarnos hacer,
por el divino Alfarero, como Barro vocacionado de Dios.

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