lunes, 8 de diciembre de 2008

MARÍA



Yo te saludo, María, porque el Señor está contigo,
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo, en tu abrazo, en tu seno.
Yo te saludo, María, porque preguntaste lo que no entendías

-aunque fuera un mensajero divino-
y no diste un sí ingenuo, ni un sí ciego,

sino que tuviste diálogo y palabra propia.
Yo te saludo, María, porque concebiste
y diste a luz un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar y cuidar

si queremos hacer a Dios presente.
Yo te saludo, María,

porque te dejaste guiar por el Espírituy permaneciste a su sombra,
tanto en la tormenta como en la bonanza,

dejando a Dios ser Dios y no renunciando a ser tú misma.
Yo te saludo, María, hermana peregrina,
Casa de la Palabra.
Camina con nosotros,
llévanos junto a los otros y mantén nuestra fe.

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