domingo, 13 de marzo de 2011

FUE LLEVADO AL DESIERTO



Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 27-32
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al final sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó, diciendo: «Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”». Jesús le dijo: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto”». Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.

El desierto es el lugar de la libertad total, en el que surge la tentación y la lucha. El pueblo de Israel sale de la esclavitud de Egipto y marcha al desierto. Pablo deja su antigua vida y se mete en la extensión del desierto. Jesús va a comenzar su misión, y antes va al desierto. Frente a las ataduras, internas y externas, que todo ser humano tiene, el desierto se presenta como el lugar sin fronteras en el que la libertad total puede ser experimentada».

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