domingo, 22 de enero de 2012

PESCADORES DE HOMBRES

Lectura del santo evangelio según san Marcos
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Jesús nos llama e invita a unirnos a ese proyecto. Los primeros discípulos responden con una sorprendente generosidad e rapidez: “inmediatamente”. Dejaron las redes, es decir, se desenredaron de los lazos de ese mundo viejo y se pusieron en camino. En el mismo no dejarán de tener dificultades, oscuridades, conflictos entre ellos mismos, incluso caídas; pero, ya desenredados, su camino es un proceso de aprendizaje vital de la persona del Maestro y de las leyes del nuevo reino (en síntesis, la ley del amor), un proceso de renovación personal en el que, sin dejar de ser lo que eran (pescadores), desplegarán lo mejor de sí mismos y desarrollarán posibilidades más altas (pescadores de hombres).

domingo, 8 de enero de 2012

TÚ ERES MI HIJO AMADO


Lectura del santo evangelio según San Marcos 1, 7-11


En aquel tiempo proclamaba Juan:
Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero el os bautiza con Espíritu Santo.
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: Tú eres mi hijo amado, mi predilecto.

La fiesta del bautismo de Jesús se enmarca en un contexto de epifanía. El niño de Belén, adorado por los pastores y los magos, acogido y sostenido en los brazos de Simeón, el Hijo de María, la virgen nazarena, es el Hijo amado de Dios.
La identidad de Jesús, que hoy se nos anuncia y manifiesta, es la razón que fundamenta nuestra fe. Solo porque Jesús es la revelación suprema de Dios, creer en Él es un don y una exigencia. Se cree en una persona que es digna de crédito. El bautizado por Juan en el Jordán es acreditado por el Padre y por el Espíritu Santo. Dos testigos que no pueden mentir.
Este día nos evoca nuestro propio bautismo y la profesión de fe que hicieron en nuestro nombre y que debemos corroborar con nuestra adhesión consciente y viva al Dios Creador, al Espíritu santificador y al Hijo amado de Dios, Jesucristo.
El Papa Benedicto nos llama a convertir 2012 en el año de la fe. Creer en Dios es vivir de manera coherente con lo que sabemos que Él nos ha revelado como verdad. Somos criaturas suyas, a la vez que tenemos semejanza divina. Nos corresponde reconocer a nuestro Creador y Padre.