sábado, 25 de diciembre de 2010

viernes, 24 de diciembre de 2010

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

"Se le cumplieron los días del alumbramiento,y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre..."

lunes, 20 de diciembre de 2010

domingo, 19 de diciembre de 2010

EL QUE VIENE ES ENMANUEL


Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24):

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Eso es la esperanza: un niño que va a nacer y que algo, desde muy dentro de nosotros, nos dice que es “Dios-con-nosotros”. Gracias a él podemos seguir mirando al futuro con esperanza y ver en cada hombre y mujer la presencia del amor de Dios, la dignidad inmensa que nos da el ser fruto de su amor. Esa esperanza se constituye en el mejor motor para empujar nuestros deseos de construir un mundo más hermano y más justo, un mundo donde nadie se sienta excluido por ninguna razón.
Esa esperanza la tenemos que cuidar como se cuida y atiende a un niño recién nacido. Es frágil y liviana. Está en nuestras manos. No podemos dejar que se caiga. Hay que alimentarla para que crezca y llegue a todos los hombres y mujeres de nuestro mundo. Para que los rostros contraídos por el dolor y el sufrimiento de cualquier tipo conozcan la sonrisa que provoca el amanecer.
El Adviento es mucho más que preparar la celebración de la misa de gallo. El Adviento toca lo más central de nuestra fe y hace que arraigue en nosotros la esperanza y que, como José, hagamos todo lo que nos mande el ángel para prepararle una casa digna –un mundo más justo– al Emmanuel.


sábado, 11 de diciembre de 2010

¿ERES TÚ EL QUE HA DE VENIR O TENEMOS QUE ESPERAR A OTRO?


Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,2-11
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?" Jesús les respondió: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!"
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él."

Si alguien nos pregunta si somos seguidores del Mesías Jesús o han de esperar a otros, ¿qué obras les podemos mostrar? ¿qué mensaje nos pueden escuchar? No tenemos que pensar mucho para saber cuáles son los dos rasgos que no han de faltar en una comunidad de Jesús.
Primero, ir caminando hacia una comunidad curadora: un poco más cercana a los que sufren, más atenta a los enfermos más solos y desasistidos, más acogedora de los que necesitan ser escuchados y consolados, más presente en las desgracias de la gente.
Segundo, no construir la comunidad de espaldas a los pobres: al contrario, conocer más de cerca sus problemas, atender sus necesidades, defender sus derechos, no dejarlos desamparados. Son ellos los primeros que han de escuchar y sentir la Buena Noticia de Dios.
Una comunidad de Jesús no es sólo un lugar de iniciación a la fe ni un espacio de celebración. Ha de ser, de muchas maneras, fuente de vida más sana, lugar de acogida y casa para quien necesita hogar.

AHORA TE TOCA A TI. DESCÚBRELE EN TU VIDA Y ANÚNCIALE


miércoles, 8 de diciembre de 2010

MARÍA INMACULADA


Inmaculada significa plenitud de gracia, desborde de Dios. Dios, inhabitando en su corazón, se posesionó de él y “puso allí su morada”. Un día había mandado a la sabiduría: “habita en Jacob, sea Israel tu heredad”. Ahora es Él quien se decide a salir y habitar en el corazón de María y así la hizo Inmaculada; la traspasó de Él y la cinceló en Cristo. Su alma clara como el cristal, refleja a Cristo, incrustado en ella, ya que está esculpida “en el mismo Señor por una comunicación, que yo no sabré decir, muy amorosa” (santa Teresa). Corazón de la Inmaculada, cristal de Cristo, luna de Dios. Dios la hizo Inmaculada para nosotros.

Gracias, María, por tu libertad interior.
Gracias por anticipar nuestro destino.
Gracias por enseñarnos el rostro de una mujer creyente que,
aunque necesite preguntar y encontrar respuestas,
siempre está abierta a la Palabra.
Gracias por tu total disponibilidad que permitió nacer a Dios.
Actitud que propone el Nuevo Testamento
como la más adecuada para recibir y vivir el Reino.
Gracias por enseñarnos el valor de la libertad en nuestros actos.
Por ser ejemplo de diálogo.
Por aceptar el proyecto de Dios,
en el que desde el principio ha habido una MUJER.
GRACIAS.