sábado, 27 de febrero de 2010

BEATA PIEDAD DE LA CRUZ

M. Piedad, naciste para ser Santa

y con tu vida nos invitas cada día

a vivir una entrega radical a Jesús

para ser mensajeras de tu MISERICORDIA

en nuestro mundo.

jueves, 25 de febrero de 2010

COMO LAS VIOLETAS

"Sed como las violetas
que esparcen el perfume
sin apenas saber de donde sale"
(Beata Piedad de la Cruz)

martes, 16 de febrero de 2010

¿A QUIÉN ENVIARÉ?... ENVÍAME A MÍ. RENOVACIÓN DE VOTOS

¿A QUIÉN ENVIARÉ? ¿QUIÉN IRÁ DE MI PARTE?...

Blanca, Juanita, María Eugenia, Isabel y Carmen en Santiago de Chile y Shirley y Esther, en (España), respondieron de nuevo a la pregunta del Señor. Ellas, una vez más, le dicen "ENVÍAME A MÍ" y renuevan sus Votos de pobreza, castidad y obediencia y prometen, fiadas en la llamada que Él les hace y de la mano de María, seguirle como Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús.

Envíame para ser cauce de tu MISERICORDIA entre los jóvenes y los niños, los enfermos y los ancianos, entre los pobres y aquellos que no te conocen... ENVÍAME A MÍ.

Nuestro mundo necesita jóvenes valientes y generosas, capaces de arriesgar su vida, de comprometerse en esta bella aventura de seguir a Jesús. ¡NO DEJES PASAR SU PALABRA...!

¡¡FELICIDADES!!

lunes, 15 de febrero de 2010

VIOLETA QUIERO SER, SEÑOR. PROFESIÓN RELIGIOSA

Como violetas, esparciendo el perfume del amor entre los más necesitados. Ana, Rosa y Gloria, tres jóvenes valientes que apuestan por Jesús, para seguirlo entregándole lo más bello de ellas, su vida joven.

Y se deciden a seguirlo profesando los votos de castidad, pobreza y obediencia, con un estilo muy peculiar, el que nos marcó nuestra Fundadora, la Beata Piedad de la Cruz: una vida sencilla repartiendo la misericordia del Corazón de Jesús entre aquellos que más lo necesitan.

¡FELICIDADES HERMANAS!

domingo, 14 de febrero de 2010

PROYECTO DE BARRO. NOVICIAS 2010

Maritza, Yuli, Cindy, Genoveva y Fabiola, cinco jóvenes que atentas al paso de Dios por sus vidas, han escuchado la llamada que Jesús les hace a seguirle más de cerca. Lo han dejado todo, su familia, su país, sus propios intereses, sus sueños, para iniciar esta aventura al lado del que ya tiene un sueño pensado para cada una de ellas.

El 24 de Enero, en Santiago de Chile, iniciaron la vida religiosa en nuestro Noviciado de HH. Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús. Como M. Piedad de la Cruz, barro que quiere moldearse en las manos del Creador, para ser la vasija que Él tiene pensada para cada una, para entregar su vida totalmente a Jesús y por Él a los hermanos más necesitados.

Que vuestro deseo sea ser toda de Dios, como M. Piedad. ¡Adelante, vivid a fondo la aventura del amor en este tiempo de noviciado! ¡FELICIDADES HERMANITAS!

¡BIENAVENTURADOS!


Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,17.20-26):
En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: - «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacian vuestros padres con los falsos profetas.»
Jesús, como nuevo Moisés, que está creando un pueblo nuevo, presenta a sus discípulos las Bienaventuranzas que describen el nuevo espíritu que él va a predicar y revelan con matices diferentes, una misma actitud coherente: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos" . Al materialismo denunciado por Sofonías, opone Jesús la bienaventuranza de la pobreza espiritual, de la paciencia en el sufrimiento y en el llanto, del hambre y sed de justicia, de la misericordia y limpieza de corazón. En definitiva, su propio autorretrato. El es el pobre, el manso, el que no se recató de que le vieran anegado en llanto, y envuelto en sudor de sangre, el que tuvo hambre y sed de justicia, el misericordioso, el limpio de corazón, el que trabaja por la paz. Y el que perseguido murió. Jesús designó a los humildes como dichosos. El es el primer hombre bienaventurado, porque goza de la misma bienaventuranza de Dios, que no tiene su corazón ni en la tierra ni en nada de la tierra. Dios es bienaventurado porque es feliz y se sabe feliz, porque no necesita nada, pues en él está todo y quien se acerca a él y deja sus ambiciones terrenas, es igualmente feliz. El sabe que las Bienaventuranzas son la opción por una locura, la del amor. Son un monte de alegría pero de la que hay al otro lado de la zarza ardiendo. En el Monte de las Bienaventuranzas, donde Jesús proclamó la nueva ley, ese amor que infunde el Espíritu Santo en nuestros corazones.

domingo, 7 de febrero de 2010

REMA MAR ADENTRO


Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,1-11):

"En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro, y echad las redes para pescar."
Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes."
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador."
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres." Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron".
Simón y sus compañeros son sorprendidos por Jesús en el quehacer banal de cualquier día de su vida: mientras estaban lavando las redes vacías, tras una noche desafortunada. Ahí, en ese cotidiano transcurrir de una vida, ahí estaba también el Señor. Allí acontece un diálogo entre Jesús y Simón, que es ejemplar. "Rema mar adentro, y echa las redes para pescar". Y responde Simón: hemos estado toda la noche intentándolo en balde, pero por tu palabra, volveré a echar las redes. Es muy hermoso leer este diálogo paralelamente con el del final del Evangelio de S.Juan, cuando vuelvan a encontrarse Jesús y Pedro -entonces será ya Pedro- en un mismo escenario: el mismo lago, una barca, entre redes vacías y noches estériles (Cfr. Jn 21,1-24).En ambos encuentros, lo que determina el asombro de Simón Pedro es la repuesta de Jesús a la vaciedad de los esfuerzos de éste. No hay lugar a "pactos", no se trata de una "negociación", sino el impresionante estupor ante algo más grande que Pedro. Porque Simón, buen conocedor de las horas oportunas para su bregar pescador, cuando ve lo sucedido no hace una interpretación simplona o racionalista: tú ves más que yo, has tenido más suerte, hemos sido afortunados por dar finalmente con el banco de peces... No, la reacción de Simón es la de un asombro netamente religioso: "apártate, Señor, que soy un pecador". En su último encuentro en el lago Tiberíades, aún sabiéndose pecador -y quizás con una conciencia de ello que ahora no tiene todavía-, lejos de decir a Jesús que se aparte, será él quien se lanzará al agua para acortar la distancia. Vale la pena leer los dos encuentros. Finalmente, la llamada y la respuesta: serás pescador de hombres... y ellos, dejándolo todo, lo siguieron. Este Evangelio es toda una meditación que hay que leer despacio, como quien intuye -así es en realidad- que uno mismo está en esa barca, que a uno mismo se dirige el Señor, no como a una muchedumbre anónima, sino con mi nombre y situación.Porque sólo entenderemos este encuentro entre Simón y Jesús, cuando en él veamos descrito nuestro propio encuentro con el Señor. O dicho de otro modo, cuando en el cotidiano lavar nuestras redes,o entre nuestros pucheros y quehaceres, descubrimos una Voz y vemos una Presencia, que nos llama desde todos nuestros vacíos a una plenitud insospechada para la que habíamos trabajado desde nuestras fuerzas insuficientes, la plenitud que había soñado nuestro corazón y para la que está hecho.Ellos, dejándolo todo, siguieron a Jesús.
Monseñor Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo

miércoles, 3 de febrero de 2010

martes, 2 de febrero de 2010

TESTIGOS DEL DIOS DE LA VIDA



Los consagrados somos peregrinos, testigos del Dios de la Vida. En medio de la noche de nuestro mundo, encendemos una LUZ en el nombre de JESÚS.

CAMINOS DE CONSAGRACIÓN

Los vemos caminar pausadamente, con una cadencia delicada y firme, con mochila en ristre y bastón de apoyo. Son los peregrinos que cada año pasean los diversos caminos que conducen a una meta singular: Santiago de Compostela. La vida consagrada es también una peregrinación, que pone en marcha nuestra mejor pertenencia hacia el Tú que a cada uno ha convocado el Señor cuando pronunció con sus labios divinos nuestro nombre diciéndonos ¡ven!
El paso de los siglos ha ido dejando estelas en un camino que cruzó nuestra tierra, un camino que tenía como origen la búsqueda de la belleza y del bien que palpita en el corazón humano, y que ha hallado como respuesta a todas sus preguntas el encuentro con aquel Hombre Dios que no sólo nos dijo cuál era el camino sino que se puso a recorrerlo con nosotros. Cristo es Camino y caminante junto a cada uno de nosotros.
Entre los primeros testigos que Él llamó en la Palestina de entonces, algunos fueron luego enviados para que narrasen cuanto habían visto y oído. Aquellos primeros apóstoles, enviados, siguieron el mandado del Maestro y fueron hasta los confines de la tierra para anunciar una Buena Noticia portadora de la luz y la esperanza que Cristo mismo nos alumbró.
Santiago nos contó lo que escuchó en los labios del Maestro, quiso compartir su asombro agradecido al ver de mil modos la ternura y la misericordia de Dios que se hacía gesto liberador de tantas cautividades, y nos dejó plasmado en su predicación ese Evangelio que prendió en sus entrañas. Sus dificultades fueron no pocas en aquella Hispania romana que no se abría tan fácilmente a la novedad que el apóstol nos traía, pero dejó sembrada la palabra de Jesús, y nos repartió de tantas maneras su gracia, tanto, tanto, que al morir en Jerusalén irían los discípulos hispanos a recoger su cuerpo para traerlo hasta el finisterrae de sus andanzas apostólicas.
Desde entonces, tras el hallazgo milagroso que la tradición nos atestigua del cuerpo de Santiago en el Campus Stellae, Compostela, han sido muchos los que han querido hacer este camino, cuyo año jubilar estamos celebrando. Son muchas las estelas, tantas como estrellas, que nos han dejado el precioso testimonio del afán sincero de los romeros y peregrinos que han recorrido esta senda.
Compartimos con todos ellos la necesidad de salir de nosotros mismos, y poner hondura y verdad en tantas cosas que nos complican nuestro cotidiano caminar, haciendo torpe o mezquino lo que alguna vez hemos soñado como hermoso y grácil. Todas nuestras preguntas nos hacen peregrinos de una Verdad que tiene rostro y tiene nombre, y nos ponen en la andanza de un camino que tiene meta. Santiago peregrinó hasta aquí para darnos a Jesucristo, nosotros peregrinamos a Santiago para encontrarnos con Jesús el Señor.
Nuestra tierra se honra en el recuerdo de esta historia, y reconoce en las huellas que otros hombres y mujeres han dejado las señales iluminadoras que quieren orientar nuestros pasos de hoy y los que mañana recorreremos. El arte, la cultura, la hospitalidad, la vocación andariega y el sabernos peregrinos de lo mejor encuentran en este Camino de Santiago una senda que nos habla del hombre
y que nos habla de Dios.
Y esto es lo que los santos fundadores han plasmado también con los carismas que, como estelas, Dios ha querido señalar. Son estelas que recuerdan palabras o gestos de Jesús, y que se confían a una familia religiosa como custodios de ese memorial evangélico. Los hombres y mujeres de una generación necesitan estas señales que representan los carismas de la vida consagrada. Somos caminantes y peregrinos, y recorriendo las sendas de la vida el Señor nos constituye en portadores y portavoces de una santa tensión, por la que, teniéndole a Él como origen y como destino de nuestra andadura, recordamos a los hermanos que este camino tiene meta.


Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Presidente de la C.E. para la Vida Consagrada