Dios sólo puede amar. Y cuando habla, sólo son palabras de amor, incluso cuando su palabra es inquietante o nos duela.
Hoy sus palabras se dirigen a ti, en este momento concreto de tu vida. Están dichas a tu corazón, de CORAZÓN a corazón. Escúchalas desde el corazón:
"Tú vales mucho para mí, eres valioso y yo te amo" (Is 43, 4)
"¿Acaso olvida una mujer a su hijo? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré" (Is 49, 15)
"Sígueme" (Mt 9, 9)
"Tomad y comed esto es mi Cuerpo" (Mt 26, 26)
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