El seguimiento de Jesús se juega en la práctica. La parábola es una exhortación a la conversión y a cumplir la voluntad del Padre. Las palabras, por muy bonitas y conmovedoras que sean, no dejan de ser palabras. Lo interesante son los hechos. La verdadera fe, hoy y siempre, la viven las personas que traducen en hechos, en vida, el Evangelio.El ideal no es decir "no" y luego cumplir, tampoco decir "sí" y luego no cumplir. El ideal es decir "sí" con convicción y compromiso y luego ser consecuentes y coherentes en la vida.
Jesús no alaba a las personas por su supuesto pecado, sino por estar mejor dispuestas a convertirse, a acoger la Buena Noticia, a seguir el camino de la salvación. Jesús era amigo de los pecadores y pecadoras oficiales, comía con ell@s. Nunca evita el contacto con personas consideradas impuras. Tocaba lepros@s y l@s curaba. Se acerca a las personas más discriminadas. Con insistencia provocadora repite que los “últimos serán los primeros”.
La actuación de Jesús resulta tan escandalosa y sorprendente que todavía hoy nos resistimos a aceptarla y a seguirla.
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