En aquel tiempo Jesús dijo a sus apóstoles: "No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les digo al oído pregónenlo desde las azoteas. No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo. ¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. A quien me reconozca delante de los hombres, Yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos".
A nosotros, Jesús no sólo quiere infundirnos confianza sino que nos pide valentía, quiere que nos declaremos transmisores de la fe: “Lo que os digo al oído, pregonadlo desde las azoteas”. Pero hoy, para superar las situaciones adversas y transmitir la fe, hay que hacerlo con amor, humor y razones.
Dame, Señor, el sentido del humor, la gracia de entender un chiste, para que tenga un poco de dicha en la vida y la comparta con los demás.”
No tengáis miedo, dice el Señor, lo que os digo al oído, pregonadlo.
No tengáis miedo, dice el Señor, lo que os digo al oído, pregonadlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario